24. Sorpresas

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A la mañana siguiente Yuuri se despertó con un dolor de cabeza impresionante. Buscó desesperado sus lentes sobre la mesa de noche y grande fue su sorpresa cuando, luego de colocárselos, divisó a Víctor sentado en el sillón cerca a su cama, durmiendo en una postura que, seguramente, era muy incómoda.

El dolor  impidió que pensara más en el asunto. El príncipe buscó una aspirina en el cajón. Sentado al borde de su cama cerró los ojos tratando de recordar lo que había ocurrido la noche anterior.

Sabía que había salido con Phichit y que se habían ido a un club muy bonito. Recordaba la música, el ambiente festivo y también un vaso de sake caliente junto a una horda de americanos que los invitaron a celebrar con ellos. Pero luego, Yuuri parecía perder la hilación de los sucesos. Parecía que luego de ello había caído en una especie de coma etílico que le había hecho olvidar todo lo demás. Ni siquiera se acordaba de Víctor allí sobre el sofá. ¿Cómo había llegado allí? Normalmente no solía entrar en su habitación, más que todo por el decoro que siempre tenía que reinar. De hecho, solo podía recordar una vez aparte donde había estado allí con él y era justamente la ocasión en la que se había molestado con él, presa del deseo y de la impulsividad.

Ver al periodista durmiendo era hermoso. Sus pestañas claras y enormes brillaban contra la luz que entraba a través de la ventanas y sus labios resecos y pequeños le hacían recordar a Yuuri  todas las veces en que los había tocado a causa de un beso. Su rostro, colgando de un lado, se veía apacible y precioso. Tenía un hilo de baba rodando a un lado del labio, toda una ternura. ¿Acaso había estado allí toda la noche con él?

Yuuri se levantó tratando de hacer el menor ruido. Se acercó con sigilo y le besó los cabellos, lo que causó que Víctor murmurara y volviera a quedarse dormido.

Un aleteo desenfrenado dentro del estómago de Yuuri lo removió de pronto. Tenía tantas ganas de abrazarlo y besarlo, pero los restos del aguardiente que había tomado la noche anterior, le llenaban la boca de un sabor amargo que quería quitarse con urgencia. Con pesadez entró al baño a lavarse el rostro y los dientes y minutos después, ya más despierto, se acercó a la ducha, esperando que pronto el agua pudiera ayudarlo a sentirse un poco mejor.

Fue  una buena idea. El líquido caliente lo relajó y, mientras entonaba una canción en inglés que no tenía idea de qué parte de sus recuerdos había salido, sonrió pensando en Víctor.

Aunque Yuuri no sabía qué, algo había pasado para que Victor y él volvieran a amistarse. El hecho de tenerlo durmiendo en su sillón, casi como  resguardándolo, era señal de que así era. Y Yuuri no podía estar más feliz por ello. Aunque a veces a él le costaba entenderlo, estaba feliz de tenerlo como novio. Victor era comprensivo con él. Yuuri sabía que a veces el orgullo y su impulsividad le ganaban la partida, pero de alguna manera el periodista sabía cómo encontrarlo a medio camino y regresarlo a la tranquilidad. Ahora que todo parecía haberse arreglado entre ellos, una calma cubría su corazón y le daba la seguridad para la fiesta en la noche.

Al salir de la ducha Yuuri se sintió como un hombre nuevo. Lleno de energía, aunque no libre por completo del dolor de cabeza, se miró al espejo y sonrió, incluso si, a causa del vaho y la miopía,  solo podía ver su silueta borrosa frente a él.

Se sentía tan feliz consigo mismo, no solo porque por fin sentía que todo iba bien en su vida personal, sino que también se sentía cada vez más seguro de su trabajo como futuro emperador de Japón. Sentía que aún le quedaba mucho por aprender de su padre, pero en el fondo sentía que podría hacer un buen trabajo.

Entusiasmado, salió del baño con la toalla colgada a la cintura para coger algunas ropas de su armario. Sacó uno de los pantalones de diario que solía ponerse para un día relajado, una camisa impecable, pero sencilla y una prenda interior gris. Sabía que ese día tendría muchas cosas que atender antes de la reunión de la noche.

Kiku  No  YuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora