6. Otra oportunidad

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Minako Okukawa era una mujer madura, atractiva y muy sabia. Había seguido una carrera política intachable a pesar de las grandes dificultades a causa del machismo aún establecido dentro de esas esferas. Se había ganado a punta de esfuerzo y disciplina el lugar que tenía y tanto el emperador como la emperatriz tenían confianza plena en ella. Obviamente, el príncipe también.

La única que en ese momento no sentía confianza en su capacidad de ser paciente y comprensiva era ella.

La razón de su inestabilidad era el folder con las actividades del príncipe que había sido devuelto por él con otro documento adjunto.

Tan pronto había terminado de leer la última línea, había ido de inmediato a buscar al príncipe para aclarar todos los puntos presentados.

―Adelante.

―Su alteza imperial, he venido a hablar con usted―Minako hizo una reverencia formal.

―Por supuesto, siéntese Minako-Sensei.

La mujer hizo lo que le pidió y pronto estuvieron cara a cara.

―Mi estimado príncipe, pido permiso para hablar con su alteza de manera informal.

Eso le sorprendió bastante. Pocas veces su asesora, a quien conocía desde pequeño, lo trataba con informalidad. Ella siempre se dirigía a él como "su alteza imperial", en parte por el protocolo, pero también en parte para mostrarle el respeto y cariño que sentía hacia el príncipe, de quien se sentía orgullosa. Cuando le pedía hablar con informalidad era porque había un gran problema que había que solucionar.

―Permiso concedido ―fue lo que dijo y de pronto Minako le lanzó una mirada molesta.

―Yuuri, recibí de regreso el folder que te mandé con las actividades de la semana y me sorprendí con la información adjunta. ¿Me puedes decir algo al respecto?

Yuuri estaba consciente de lo que le había mandado. También sabía que esa conversación iba a tener lugar, pero mentalmente se sentía preparado para ella, por lo que respondió con toda la seriedad y formalidad del caso.

―He estado pensando en estos días sobre mi compromiso con la corona y mi promesa de hacer todo lo que esté en mis manos para mejorar, Minako-Sensei, incluido el acompañamiento de Nikiforov-San. Por esa razón estoy dispuesto a obviar la situación en la que me puso el día que me lo presentó...

―¿Te refieres al día que le estornudaste encima?

Yuuri no lo quería ni mencionar. La vergüenza había sido mucha y el deseo de olvidarlo aún mayor. Así que solo asintió con algo de molestia.

―Voy a dejar eso de lado con el fin de establecer parámetros para que Nikiforov-San pued acompañarme en mi día a día.

Minako sabía cuáles eran esos parámetros y no estaba de acuerdo con ellos.

―Pues si me permites decírtelo, creo que los parámetros que has propuesto son absurdos. ―La mirada molesta del orgulloso de Yuuri le dio pie a Minako para seguir―. No, no me mires así, Yuuri. Sabes muy bien que te conozco demasiado tiempo como para no decirte tus verdades. Hemos movido cielo y tierra para traer a Víctor desde Rusia, solo para que pueda sacar lo mejor de ti y lo único que haces es mantenerlo a distancia.

Al parecer nadie podía entender el terror que sentía Yuuri al mostrarse por completo a un hombre que había admirado desde años atrás. Se sintió atacado y se puso a la defensiva de inmediato.

―¡Bueno, yo no pedí que lo trajeran!

Minako gruñó frustrada y cerró los ojos tratar de concentrarse de respirar profundo en repetidas ocasiones. Su molestia le dificultaba acordarse de los momentos más lindos con el príncipe, cuando era más pequeño y sonreía feliz cuando le ofrecían un helado.

Kiku  No  YuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora