María.
Llego a este punto. Al extremo de darme asco escuchar su nombre, pena, rabia y todo. Y me siento ridícula cada vez que pienso todo lo que he llegado a dar y sentir por él. No le he importado ni lo mas minimo, y he sido una imbecil creyendome todas y cada una de sus palabras. Es ironico como la persona que me ha destrozado la vida es la unica capaz de arreglarme.
-María, come algo-me pide mi hermano, mirándome desde el otro extremo de la cocina. Niego con la cabeza.
-No tengo hambre.Me levanto de la silla y camino hacia la puerta, pero David extiende el brazo impidiéndome el paso. Suspiro mirando el techo y no puedo evitar echarme a llorar, de nuevo. Me abraza para despues guiarme hasta el sofa. Me mira con dulzura mientras limpia las lagrimas de mi cara.
-No se merece ninguna de tus lagrimas María, deja de llorar por él.
-No puedo!-sollozo.
-Te juro que le voy a partir la cara en cuanto lo vea -dice David, con tono agresivo.
-No! ni se te ocurra!-me alarmo, me mira interrogante y tras limpiarme las lagrimas lo digo- Le quiero vale? A pesar de todo le quiero.Y estoy diciendo toda la verdad. Le quiero, le quiero como nunca he querido a nadie. No importa nada de lo que haya hecho, estoy tan enamorada de él que no me importa. Pero aun así, perdonarlo ahora me es imposible. Ni si quiera puedo mirarle a la cara. Porque es un imbécil y un cerdo.
Jesús.
Observo mi alrededor, estoy un poco apartado del resto. Mi gemelo esta en casa, mis amigos beben y otros se enrollan con la primera tía que encuentran. Y yo, me siento un gilipollas con todas las letras. Preferiría mil veces mas estar tumbado en el sofá con María mientras vemos una de esas series estúpidas que a ella le gustan, pero que por muy estúpidas que sean, por ella me las veo todas y mas si hace falta. Veo como Eric se sienta a mi lado, ofreciendome un botellin de cerveza cerrado que al segundo de aceptarlo él abre con su mechero.
-Jesús, como amigo te digo que dejes de atormentarte. Porque la has cagado, te lo has buscado tu solito-dice. Lo miro unos segundos, intentando no llorar y coger fuerzas para hablar.
-Cuando vi como le caigan las lagrimas de sus ojos me di cuenta de que no permitiría que nunca volviera a llorar. No quiero follar con ella, quiero abrazarla y ahogarla con mis besos. Quiero reírme de sus gestos de niña pequeña, tan dulces como ella. Querio ver como la llaman distintos chicos y ella les contesta borde. Ella no es como el resto del mundo, ella me quiere, no como las demas. Me quiere a su manera, con su cariño y sinceridad. Yo la amo, es mi niña pequeña.-las lagrimas discurren por mi cara sin control.
-Y por que la dejaste ir?-me pregunta Eric, dándome una palmada en la espalda.
-Por gilipollas, por un error del pasado que le oculte. Ahora me joderá verla cogida de la mano de otros chicos. Que sean ellos y no yo, los que rocen sus labios.Pero se que ya nunca podre volver a tenerla en mis brazos...
-Ella ya no te espera.Hubiera echo cualquier cosa por no oír esas palabras. Pero Eric, muy a mi pesar, tiene razon. Maria ya no me espera. Como va a esperarme despues de todo?
ni yo mismo me lo perdono, aun menos ella.
Estoy enamorado de ella, lo estoy como pasa saber que jamas querré a nadie como la quiero a ella. Y necesito recuperarla, necesito hacerle ver que no soy el mismo que antes, que un error lo tiene cualquiera y que voy totalmente enserio con ella. Despues de todo, me merezco su desprecio y su odio.