Capitulo 44.

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Jesús.

Salgo al salón, colocándome la chaqueta. Eric no debe tardar en llegar.

- ¿En serio vas a ir? - cuestiona mi gemelo.
- Sí - me encojo de hombros. Ni siquiera estoy del todo seguro.
-Haces bien, de verdad - me anima Alicia, dándome un abrazo - Necesitas despejarte.

Le sonrío con cariño. Es una chica especial. Y como madre será excelente. Me devuelve el gesto y cuando mi amigo me manda un wasap bajo a la calle.

- ¡Hijo puta! - me saluda cariñoso nada más verme.
-Capullo - suelto una carcajada y nos abrazamos.
- Venga, vamos a liarla en esa fiesta - dice Eric, mientras nos subimos al coche. Hago una mueca intentando asentir - Jesús, sé que estás jodido, pero intenta animarte y desconectar.

Suspiro y él arranca el coche.

- Llevo intentando desconectar desde que me fui. Y no puedo.

Me mira de soslayo, pero no dice nada. En el fondo, por mucho que intente animarme, sabe que no hay nada que pueda decirme para ayudarme.
Tras 10 minutos de silencio, llegamos al parking de la universidad. Está abarrotado, pero por suerte encontramos una plaza al fondo.
La música se oye desde aquí y cada vez me arrepiento más de haber aceptado venir.
Eric parece leerme el pensamiento.

— Lo pasaremos bien. Venga vamos que estos nos esperan en la barra.

En efecto, allí nos encontramos con Marcos, Carlos y unos cuantos más de la facultad.
La noche avanza y yo me limito a tomarme unas cervezas y hablar lo justo.

— Esa está buena, ¿verdad? — me pregunta Carlos. Me encojo de hombros — Llevo detrás de ella meses y me ignora tío. Pero yo no puedo hacer lo mismo con ella.
— Es lo que tiene, lo bueno nunca sera fácil y su fuese fácil aburriría — le respondo.

Él asiente y camina hacia la chica.
Observo mi alrededor, estoy un poco apartado del resto. Mi gemelo está en casa, mis amigos beben y otros se enrollan con la primera tía que encuentran. Y yo, me siento un gilipollas con todas las letras. Preferiría mil veces más estar tumbado en el sofá con María mientras vemos una de esas series estúpidas que a ella le gustan, pero que por muy estúpidas que sean, por estar a su lado las veo todas si hace falta. Veo como Eric se sienta a mi lado, ofreciendome un botellin de cerveza cerrado que al segundo de aceptarlo él abre con su mechero.

— Jesús, como amigo te digo que dejes de atormentarte. Porque la has cagado, te lo has buscado tu solito— dice. Lo miro unos segundos, intentando no llorar y coger fuerzas para hablar.
— Cuando vi como le caían las lágrimas de sus ojos me di cuenta de que no permitiría que nunca volviera a llorar. No quiero follar con ella, quiero abrazarla y ahogarla con mis besos. Quiero reírme de sus gestos de niña pequeña, tan dulces como ella. Quiero ver como la llaman distintos chicos y ella les contesta borde. Ella no es como el resto del mundo, ella me quiere, no como las demás. Me quiere a su manera, con su cariño y sinceridad. Yo la amo, es mi niña pequeña— las lágrimas discurren por mi cara sin control.
— ¿Y por que la dejaste ir? —me pregunta Eric, dándome una palmada en la espalda.
-Por gilipollas, por un error del pasado que le oculté. Ahora me joderá verla cogida de la mano de otros chicos. Que sean ellos y no yo, los que rocen sus labios.Pero se que ya nunca podré volver a tenerla en mis brazos...
— Ella ya no te espera.

Hubiera echo cualquier cosa por no oír esas palabras. Pero Eric, muy a mi pesar, tiene razón. María ya no me espera. ¿Cómo va ha esperarme después de todo?
Ni yo mismo me lo perdono, aún menos ella.
Estoy enamorado de ella, lo estoy como para saber que jamas querré a nadie como la quiero a ella. Y necesito recuperarla, necesito hacerle ver que no soy el mismo que antes, que un error lo tiene cualquiera y que voy totalmente enserio. Después de todo, me merezco su desprecio y su odio.

Si aún te quieres quedar {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora