Capítulo 43

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María.

Los días han pasado uno tras otro, sin señales de Jesús.
Sinceramente, hace dos días perdí toda esperanza. Me di realmente cuenta de que todo se había terminado de verdad, que él se había divertido conmigo y una vez descubierto ¿para qué iba a seguir conmigo?

Y le odio tanto, tanto...como le quiero.

No fui a casa de Miriam,  simplememte no queria salir de casa y ella lo comprendió. No me  encontré a Jesús en la universidad, por suerte. A quien sí vi fue a Alicia y con toda mi pena seguí de largo. No puedo, aun no puedo tener contacto con ella ni con Dani... El que sí a venido a visitarme a sido Eric, el mejor amigo de los gemelos.

Me sorprendió, pero le dejé pasar y es algo que me vino realmente bien. Es un chico genial y desde entonces todos los días viene a charlar un rato, a casa o viene a la cafetería, me cuenta sus rollos amorosos. Hace que por un momento me olvide de lo mío.
Me levanto de la cama para ir a la cocina, las voces de David para que salga las debe estar escuchando hasta mi madre en Utrera.
Antes de abrir la puerta, me fijo en el jersey que esta sobre la silla.
Es el de aquel día que todo se rompió. Parece subrreal que hayan pasado dos meses, para mí todo ocurrió ayer. No he sido capaz de volver a ponermelo, ni siquiera de guardarlo.
Me siento a la mesa donde mi hermano mayor a puesto la comida y suspiro cabreada.
He llegado a este punto. Al extremo de darme asco escuchar su nombre, pena, rabia y todo. Y me siento ridícula cada vez que pienso todo lo que he llegado a dar y sentir por él. No le he importado ni lo mas minimo, y he sido una imbecil creyendome todas y cada una de sus palabras. Es ironico como la persona que me ha destrozado la vida es la unica capaz de arreglarme.

-María, come algo-me pide mi hermano, mirándome desde el otro extremo de la cocina. Niego con la cabeza.
-No tengo hambre.

Me levanto de la silla y camino hacia la puerta, pero David extiende el brazo impidiéndome el paso. Suspiro mirando el techo y no puedo evitar echarme a llorar, de nuevo. Me abraza para despues guiarme hasta el sofa. Me mira con dulzura mientras limpia las lagrimas de mi cara.

-No se merece ninguna de tus lagrimas María, deja de llorar por él.
-¡No lo entiendes! Ni siquiera a preguntado por mi...-sollozo.
-Te juro que le voy a partir la cara en cuanto lo vea -dice David, con tono agresivo.
- ¡No! ¡Ni se te ocurra!-me alarmo, me mira interrogante y tras limpiarme las lagrimas lo digo- ¿Le quiero vale? A pesar de todo le quiero.

Y estoy diciendo toda la verdad. Le quiero, le quiero como nunca he querido a nadie. No importa nada de lo que haya hecho, estoy tan enamorada de él que no me importa. Pero aun así, perdonarlo ahora me es imposible. Ni si quiera puedo mirarle a la cara. Porque es un imbécil y un cerdo.

Jesús.

Suspiro mientras observo el gran edificio frente a mí. He vuelto a Sevilla. Entro y en menos de 5 minutos estoy cruzando el umbral del departamento.

— Hola.
—¡Jesús! — exclama Alicia.
—¡Bro! — le secunda mi gemelo.

Les sonrío forzosamente y me acerco a dejar un beso en la mejilla de mi cuñada y otro en su gran barriga. Es increíble ese tamaño.

— En dos meses más estará aquí — anuncia ella, sonriendo feliz.

Le devuelvo la sonrisa y esta vez sincera de verdad. Dani me da un abrazo, apretando fuerte, como sabe que a mí me gusta.
Los he pillado apuntó de almorzar, así que me uno a ellos.

— ¿Qué tal...todo? —se atreve a preguntar la pelirroja.

Encojo los hombros.

— ¿Y a vosotros? — interrogo yo.
—Bien, por fin han terminado los exámenes — responde mi hermano. Asiento.
— ¿Tú que vas a hacer? ¿Cómo vas a recuperarlos?

Bebo un trago de agua y miro a Ali.

— No lo sé — confieso — Hablaré con los profesores para ver si tengo alguna opción.

Ellos asienten y continuamos comiendo. Mi hermano y su chica comienzan a hablar sobre una fiesta que hay hoy en el campus de la universidad. No les presto gran atención, hasta que mi móvil suena.

En la pantalla aparece el nombre de mi mejor amigo.

—Eh, hola Eric.
—Al fin das señales de vida, cabrón — suelta una carcajada — ¿Estás en la capital?
—Sí.
—Perfecto. Esta noche te vienes a la fiesta de la uni. No acepto un no, hace meses que no nos vemos— guarda silencio y yo suspiro. Eric es muy insistente cuando quiere — No va, no te preocupes.

Sé que se refiere a María e internamente agradezco que no asista, no tengo valentía para verla aún.

—Está bien — acepto, desganado — ¿a las 12?
— A las 12, te recojo yo pero luego conduces tú.

Dicho eso cuelga y yo me despido de la pareja para entrar en mi habitación.
Miro a mi alrededor, con dolor y nostalgia. María aparece en cada rincón, con su sonrisa, con sus ganas de vivir y seguir adelante.
Y yo tuve que arrebatárselo...
Suspiro, tumbandome en la cama. Se me está haciendo todo demasiado grande.
Decido coger el móvil para distraerme un rato, sin querer entro en la galería y un sinfín de recuerdos aparecen.
Abro la carpeta de vídeos y pulso uno al azar. Sonrió sin poder evitarlo al escuchar la voz junto a la risa de María.

"—Deja de grabarme, estoy horrible."

"—¿Pero qué dices? — se me oye a mi — La verdad es que eres horrible."

Se corta con nuestras carcajadas y por el golpe de un cogín que lanza la chica.
Pulso otro, con el corazón en un puño. La que graba es María.

"— Oye, cariño— me llama."

Seguidamente se ve como me giro en su cocina y ella estampa su mano llena de nata en mi cara.
Su risa me hace sonreír a mí a pesar de las lágrimas que están cayendo.
Salgo del vídeo. Joder.
Me fijo en uno de los últimos, intentando recordar cuando fue eso, pero no aparece nada en mi memoria. Con el ceño fruncido, lo abro.

”—!Hooooola Jesuso! — saluda María, sonriente a más no poder — Mientras te duchas yo me aburro."

Hace un puchero muy tierno con los labios y se coloca boca abajo en una cama, enfocándose con al cámara delantera. Me fijo en la pared de detrás y me doy cuenta de que es la habitación de hotel en Punta Cana.

”—Te quiero mucho, ¿sabes? Sé que te lo digo y que intento demlstrartelo, pero de verdad, nunca sabrás cuanto llega a significar ese mucho. Eres justo lo que necesitaba y...— suspira con una carcajada — que vergüenza — se muerde el labio y vuelve a mirar al objetivo— Eres genial, Jesús. Por fuera y aún más por dentro. Gracias por salvarme, eres mi salvavidas y no me había dado cuenta hasta ahora... —un golpe lejano la hace sobresaltar, provocando que yo sonría tras la pantalla — Y eso cariño, que te quiero, y da igual cuando veas este vídeo porque sea el momento que sea voy a seguir haciéndolo— sonríe — Por eso no te diré nada y lo encontrarás solo. Te quiero."

Lanza un beso y corta el vídeo. Dejo el móvil a un lado y tapó mi cara con las manos, intentando que las lágrimas cesen. He sido tan gilipollas.

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¡Holiiiiis!
que os dije que en dos capítulos se terminaría, pero lo he pensado mejor y como no creo que haga segunda parte, haré unos cuantos capítulos más hasta que la novela termine como tengo pensado.
Perdonad la tardanza y disfrutar el capítulo.
❤❤❤❤❤❤

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