Capitulo 3.

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Reviso tener bien peinada la coleta y salgo del baño, a la cocina para beberme un café antes de ir a la universidad. Ahí me encuentro a David desayunando algo rápido antes de irse al instituto donde trabaja.

-¿Que tal hermanita?¿Conseguiste volver a dormir?-me saluda sonriendo, después me da un beso en la mejilla mientras yo me sirvo un vaso de café.

La pregunta de mi hermano no me pilla desprevenida, al contrario, me la esperaba. Porque esta noche he vuelto a tener la misma pesadilla, y la noche anterior también, como siempre. Y lo mas increíble es que siempre me despierto antes de poder verle la cara al chico.

-Sí, al poco pude coger el sueño de nuevo-le sonrío- gracias por venir a dormir conmigo.
-No tienes que darme las gracias por eso, lo hago encantado. Aunque a este ritmo te trasladas a mi cama tú para el resto de las noches-bromea.

Nos reímos los dos, aunque David sabe lo que a mi me afectan esas pesadillas, a pesar de no saber de que se tratan, e intenta bromear para hacerme relajar. Miro el reloj y casi me atraganto al ver que voy a llegar tarde.

-Necesito un coche pero ya-digo, colgándome la mochila al hombro.
-Primero tendrás que sacarte el carnet y encontrar trabajo!-grita mi hermano, antes de que salga por la puerta.

Le saco la lengua y salgo del piso corriendo. Por suerte llego con tiempo a la universidad. Todavia quedan algo mas de 15 minutos para que empiece la primera clase, pero no me gusta llegar con el tiempo justo y menos el primer dia. Ya que no conozco el sitio y encontrar mi aula me va a costar. En la puerta encuentro un montón de gente desconocida, al menos para mi. Algunos de cursos mayores, otros corriendo porque llegan tarde, otros preguntando donde se encuentran las aulas y profesores con cara de pocos amigos. Suspiro. El ambiente es bueno en realidad, me da la sensación de que me va a gustar la vida universitaria.
***
Miro distraída a la gente que entra en clase. Por suerte no me ha costado mucho encontrarla y me he sentado en las filas del medio. Ni cerca ni lejos.
Veo como una chica pelirroja se sienta a mi lado y, al notar que la estoy mirando, me sonríe. Le devuelvo la sonrisa y el golpe de una puerta cerrarse retumba en toda la sala, haciendo callar a todos los alumnos que ya estamos sentados.

-Buenos días-saluda un hombre alto, de alrededor unos 50 años y delgado-me llamo Martín Casa Diego.

Alrededor de 7 profesores entran en el aula, el profesor que se ha presentado comienza a darnos la típica charla de principio de curso. Por su tono de voz creo que no es muy amable y que tampoco es el profesor que eche una mano a sus alumnos,sino, que sera del tipo: Has sacado un 4'9, oh que pena, tendrás que esforzarte mas la próxima vez.

-No es que nos motive a estudiar-comenta en voz bajita la chica pelirroja.
-La verdad es que no, bonito curso nos espera con él-la secundo, ella me mira y se ríe bajito.
-Me llamo Alicia-dice, alzando su mano.
-María-le sonrío, estrechando su mano.

Después de que todos los catedráticos se presenten y nos deseen suerte con el curso dan por finalizada la clase y todos nos levantamos para salir. El día de hoy se basara en presentaciones ya que es el primer curso para todos-para el que este repitiendo obviamente no-
Justo cuando salgo de la sala, alguien toca mi hombro. Me giro para ver que se trata de Alicia, ¿ese era su nombre no? Sí, es ese.

-¿Te apetece tomar un café conmigo?-ofrece, sonriendo dulcemente- no tenemos nada que hacer hasta dentro de una hora que volvamos a clase para recoger el horario.

Lo pienso unos segundos. La verdad que no tengo otro plan a parte de que tampoco me apetece quedarme una hora solo,y Alicia es muy simpática. Me da buenas sensaciones a si que acepto. Comenzamos a caminar hacia la cafetería del campus, muchos alumnos ya están allí para hacer tiempo.

Si aún te quieres quedar {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora