Daniel.
Observo el móvil encima de la mesa, como llevo haciéndolo desde hace dos horas.
No me atrevo a llamar a Alicia.
Me da miedo lo que pueda decirme, que haya decidido acabar con lo nuestro, tener el bebé sola. Y si fuese así, no podría reprocharle nada, porque ha sido mi culpa.
Hace dos días que estoy en Mairena. Y siguen sin saber dónde estoy, le pedí a mi madre que no le contase nada a Jesús. He pensado mucho sobre mi situación, sobre las palabras de mi madre y sobre el hecho de ser padre.
Y he llegado a una conclusión: Quiero a Alicia. Y por descontado, quiero a ese bebé.
Y quiero tenerlo en mis brazos, cuidarle y darle una familia. Sé que con Alicia podemos hacerlo, tengamos la edad que tengamos.
Finalmente, me decido a llamarla.
Un tono.
Dos tonos.
- ¿Sí? – me responde su dulce voz, aunque ahora se escucha apagada.
- Hola.
- ¡Dani! – Suspira, no sé si de alivio o de pesadez - ¿Dónde estás? ¿No vas a venir... nunca más? – y la escucho sollozar, aunque intenta que no la oiga.
- ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien? – Interrogo, ignorando sus preguntas.
- Sí, estoy... normal. Como se está cuando tienes un bebé dentro – suelta una carcajada amarga.
- Vale. Esta noche iré a casa – anuncio – Te quiero.
Y cuelgo, sin darle tiempo a responder.
Por un lado sé que todo lo que voy a decirle a Alicia le va a gustar y alegrar, pero por otro sé que me echará en cara haberme marchado. Y tiene todo el derecho del mundo. Me he comportado como un gilipollas y un cobarde. La he cagado y no me merezco la chica que me espera en Sevilla capital.
María.
- ¿Crees que se lo tomarán bien? – Me pregunta David, guardando unas camisetas en su mochila.
- Papá seguro que sí. Pero mamá... no estoy tan segura. Ya sabes como es...
Mi hermano asiente, frunciendo el ceño.
Este fin de semana lo pasaran él y Sofía en Utrera. David quiere informarles a nuestros padres que ha retomado la relación con la chica y está nervioso por como reaccionaran.
Nuestra madre siempre ha sido muy rara. Nos ha dado cariño, sí, pero siempre ha sido muy esquiva y distante. Y no le caía bien Sofía, o eso nos hacía creer. Supongo que tiene miedo de que le quiten el puesto de mujer de la familia.
Suena el telefonillo y me apresuro a abrir.
Es Jesús.
Le pedí que pasara el fin de semana conmigo, obviamente no quiero dormir sola. Y él acepto encantado. Unos minutos después el gemelo mayor cruza el umbral de la puerta y yo le recibo con un gran abrazo y un dulce beso.
- ¿Me has echado de menos? – Cuestiona, riendo.
- Mucho – Admito – llevamos sin vernos 2 días, eso es mucho – Me sonríe con ternura - ¿Tú no me has extrañado a mí?
- ¡Muchíííííísimo!
Reímos a carcajadas y la tos de David nos interrumpe. Se despide de nosotros y se marcha para recoger a Sofía. Jesús y yo nos sentamos en el sofá, hemos acordado ir a cenar con Alicia esta noche para animarla un poco, y tenemos que hacer tiempo.
- ¿Qué te apetece hacer? – pregunta mi novio, entrelazando su mano con la mía.
- Escucharte cantar.
Hace una mueca divertida.
Desde que descubrí que canta tan bien, se ha convertido en mi hobbit favorito. Jesús me pregunta que canción quiero, y así comienza a cantar trocitos de diferentes temas que le pido.
Cuando salgo de la ducha, llega un mensaje a mi móvil. Es Alicia.
"Viene Dani esta noche. No es necesario que vayamos a cenar"
Se lo muestro sorprendida a mi novio, el cual se pone histérico en seguida.
- Tengo una charla pendiente con Daniel – sentencia.
- Me parece bien. Pero dale un par de días, deben arreglar sus cosas ellos.
Él asiente y me estrecha contra sí mismo.
Por la noche, preparo unos sandwichs para cenar mientras Jesús pone una película en la televisión. Tengo mucha curiosidad por saber donde ha estado el Oviedo pequeño, por saber lo que va a hablar con mi amiga y como van a terminar las cosas.
Pero supongo que tendré que esperar, y que mejor manera que con mi chico.
La película comienza y siento como Jesús me mira con cariño. Me aproximo a él y dejo un rápido beso en sus labios. Me guiña el ojo y disfrutamos de "3 metros sobre el cielo."
Alicia.
Me muerdo nerviosa el labio inferior. Deseando de que la puerta principal se abra y entre Daniel por ella. No sé si echarme a llorar de alivio o de miedo.
Me ha hecho mucho daño que se marchase.
Pero por otro lado, lo entiendo. Supongo que tenía que asimilar que iba a ser padre.
Escucho la cerradura y segundos después, el chico del que llevo enamorada 3 años entra al salón. Me mira unos segundos fijamente y yo le sonrío con tristeza. Camina hasta mí pero se queda un paso. No lo dudo y le abrazo, rompiendo a llorar en su hombro.
- Eh, no llores – me pide, pero él también está llorando, aunque lo soporta mejor que yo – Lo siento, de verdad. Lo siento mucho – Dice Dani, cogiendo mi cara con sus manos, haciendo que le mire – Te quiero mucho.
- No pasa nada – me encojo de hombros – entiendo que necesitaras tiempo.
- He sido un gilipollas. Te quiero. Y quiero a este pequeñín – anuncia, tocando mi barriga.
Lo miro con una amplia sonrisa y ahora las lágrimas se reemplazan por otras, pero de felicidad. Le doy un gran beso. Luego, nos sentamos en el sofá, y Dani no deja de preguntarme si me siento bien.
- Que sí, de verdad. Todo va bien. – Pasado mañana tengo cita en el ginecólogo. Para la primera ecografía.
- Voy a ir – sentencia, sin dejar de acariciar mi barriga.
- Dani... - me pongo seria de repente – No estás obligado a... responsabilizarte de esto. Te quiero y lo voy a hacer siempre, pero es algo grande y yo no voy a reprochártelo si decides irte.
- Cállate – exclama, enfadado – Es algo grande, algo que hemos creado juntos, algo bonito. Y no voy a marcharme. Nunca.
Y me susurra un dulce "te quiero" antes de fundirnos en un beso largo.
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¡Hola, hola, hola!
Tengo cositas para deciros...
La primera es que estoy muy contenta de que os esté gustando la novela. me encantaría tener más muestras de ello, pero los votos van subiendo y eso es buena señal.
Aunque ya sabéis, mientras la leáis y os guste, yo soy feliz.
Lo segundo...
Es que en el siguiente capítulo habrá un salto temporal más grande, ya lo dejaré claro, pero haceros a la idea de que ahora están en octubre y pasara uno o dos meses.
Y nada, disfrutar el cap.
¡Mil besoooooos!