Capítulo 41.

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María.
Me paro en la esquina de la calle, sin fuerzas. Permitiendo que todas las lágrimas salgan libremente.
No puede ser. ¿Tan mal lo he hecho en otra vida para que me vuelvan a cruzar con quien me destrozó? ¿Tan mal cómo para que encima me enamore de él?
Esto es surrealista.
Limpio con rabia mis mejillas, respiro hondo y camino de vuelta a casa. No voy a ir a la universidad, y estoy pensando pedir el día libre en la cafetería.
Cuando llego, por suerte ya no hay nadie, han de ser las 9 más o menos de la mañana.
Pensé que nunca iba a sentir lo que es que te rompan el corazón. Se lo confíe a Jesús creyendo que él era diferente, que se lo merecía.
Tenía más que superado aquel trauma, él me ha ayudado...y sin embargo es el culpable de todo.
Intento controlar mi respiración, entro a la ducha después de desnudarme. Me siento en el suelo con las rodillas flexionadas, mientras el agua cae sobre mi.
Suena mi iPhone insistentemente, sé de quien se trata y por eso lo apago.
Solo tengo una cosa clara, esta vez me ha roto más que la anterior.
Jesús.
Marco y marco y marco su número. Pero nada.
Ni siquiera debería intentarlo, sé perfectamente que no me va ha responder. Necesito que me escuche. Necesito que me crea, que no hice aquello aposta y que me enamoré de ella sin saber quien era.
Escucho la puerta principal y seguidamente la voz de mi gemelo. Yo sigo en la misma posición que antes.

— Ey bro, ¿te apetece que comamos...? — para de hablar al verme — Eh, ¿qué pasa?

Niego con la cabeza y él se arrodilla a mi lado, abrazándome.

— ¿Se lo has dicho? — Cuestiona.
— Sí — respondo con un hilo de voz — Y me odia.

Siento como Dani me mira con lastima. Es lo último que necesito ahora, que tengan pena de mí. Yo solo he causado esto, no necesito que se apiaden de mí.

—¡Chicos! — dice la voz alegre de Alicia, la cual también se calla al ver la situación.

Mi hermano le hace un gesto y ella se marcha de la habitación.

— Necesito hablar con ella...— pido, entre sollozos.
— No es el momento, Jesús. Lo único que harás es empeorar todo...
— ¿Qué puede ir a peor? Si ya la he perdido, a ella, a mi. A todo.

La habitación se queda en silencio. Dani sabe que llevo razón y no sabe que más decirme.
Al día siguiente intento llamarla de nuevo, pero sigue apareciendo apagado.
Estoy desesperado y no sé para donde tirar.
Llaman al timbre y me levanto del sofá para abrir. Dani y Alicia han salido a comprar, no creo que tarden pero llevan llaves así que no deben ser ellos.
Me sorprendo al encontrarme con David al otro lado. Tiene el ceño fruncido y está notablemente enfadado.

— ¿Qué...? — comienzo.
— ¿Puedo pasar? — pregunta sin más, su tono frío de voz me hace entender que está al tanto de todo.

Le hago un gesto con la cabeza y él pasa, quedándose de pie en mitad del salón.

— Mira, eres un hijo de puta — dice, lo más calmado que puede, intento hablar pero no me deja — No he venido ha darte una paliza, me gustaría pero es lo primero que me ha pedido mi hermana que no haga. A pesar de todo...— me mira con asco — Te quiere.

Me tiembla el labio y noto como las lágrimas vuelven a salir, pero las retiro antes de que David las vea.

— La quiero — es lo único que puedo decir.
—Lo sé. Sé que lo haces y que más que a nadie — me quedo asombrado por sus palabras — y no seré yo quien te reclame nada.

Se encoge de hombros.

— ¿Entonces?
— No quiero que te acerques a María. En un tiempo.

Vuelvo a limpiar mis lágrimas y con dolor, asiento. Acepto porque sé que así le hago más daño. Llevo pensando toda la noche como puedo hacer que me escuche, y solo he llegado a la conclusión de que es mejor alejarme. No creo que pueda para siempre, pero darle su espacio.

—¿Cómo está? — le pregunto.
— Jodida. Peor que antes. Ella misma me ha dicho que esto le ha dolido más que lo qué hiciste, simplemente porque eres tú.

Le miro sin saber que responder.
Sin decir nada más, David se marcha y yo vuelvo a estar solo. Camino hacia mi habitación y saco una maleta, guardo ropa al azar, sin mirar. Acto seguido, agarro las llaves del coche y salgo. Si no quiere ni verme será más cómodo si me voy unos días a Mairena.

Si aún te quieres quedar {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora