Capitulo 25.

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María.

La hora de salir del trabajo llega y decido volver a casa caminando. Son unos 10 o 15 minutos a paso normal, y los voy a usar para prepararme mentalmente para hablar con David. No quiero gritarle ni reprocharle cosas, y mucho menos quiero que estemos sin hablarnos. Pero necesito una explicación coherente a todo esto. A que vuelva a arruinarse la vida con Sofía.

Le mando un mensaje a Jesús avisándole de que hoy no nos veremos para cenar juntos como de costumbre, él ya se imagina porque.

Antes de abrir la puerta cojo aire. Mi hermano se encuentra en el sofá, con la tele encendida pero la mirada perdida.

- Hola – digo, dejando mis cosas en la percha. Eleva la mirada e intenta sonreírme.

- María – Saluda, haciendo sitio para que me siente.

Nos sopesamos unos segundos. Yo no voy a decir nada aún, quiero escucharle.

- No sé cómo empezar – Confiesa, pasándose la mano por el pelo – Es Sofía. Sé que para ti no tiene sentido, pero para mí es suficiente. Es ella y siempre va a ser ella, porque la quiero. Y sé que ella me quiere a mí – Le miro alzando una ceja, seria – De verdad. Me quiere. Estoy más que seguro de eso. Y aunque haya cometido fallos... - suspira – todo el mundo lo hace. Todo el mundo comete errores, pero es de humanos perdonar.

- ¿Eres capaz de confiar en ella después de haberte puesto los cuernos con tu mejor amigo? – escupo, borde y enfadada. Al segundo me siento mal, porque el dolor cruza la cara de David.

- Sí que puedo. Porque me ha demostrado que fue una noche, y que él no es ni la mitad que yo. Además estaba borracha – me mira – Sé que para ti no es excusa. Pero bebió demasiado y el... gilipollas le hizo creer que era yo.

Le miro unos segundos, analizando todo lo que me ha dicho. Sé que David se enamoró perdidamente de Sofía, estuvieron tres años juntos y dudaba que mi hermano la olvidase algún día.

Hasta ahora iba bien, salía con sus amigos, de vez en cuando quedaba con alguna amiga de la facultad y nos visitaba todas las semanas. Nunca imaginé que Sofía fuese a aparecer de nuevo en su vida, y mucho menos que él la perdonase.

Sé lo mal que lo paso y como comenzó a odiarla. Por eso mismo me sorprendió verla salir del portal.

Pero pensando detenidamente lo que me ha dicho... no puedo reprocharle nada, es su vida y él decide si cometer el mismo error o no. La quiere, eso está claro y si decide darle otra oportunidad, me guste o no, le apoyaré.

- Adelante – digo, mirándolo a los ojos con ternura – Si quieres volver a tenerla a tu lado e intentarlo, adelante. Yo voy a estar a tu lado, apoyándote y para todo.

- ¿No estás enfadada?

- Lo estaba – Puntualizo – Pero si ella es tu felicidad, por mi perfecto – Se lanza a abrazarme – Como vuelva a hacerte algo, te juro que la mato.

Ambos nos reímos y volvemos a sentarnos correctamente. Ofrezco pedir comida china para cenar y él asiente, sonriendo como nunca.

Sofía era buena chica, nos llevábamos genial hasta que pasó lo que pasó. Tendré que darle otra oportunidad, por mi hermano.

Daniel.

Salgo de la ducha y miro como Alicia prepara la cena junto a mi gemelo. Tiene mala cara. Y aunque le he preguntado si se encuentra bien muchas veces, desde que llegué de trabajar, me ha respondido lo mismo: Estoy genial, no te preocupes.

Les ayudo a poner la mesa, en silencio. Sé que le ocurre algo, la conozco. Y me estoy cabreando porque no me lo cuente.

Mientras cenamos, hablamos de cosas sin sentido. De temas que saca Jesús, que nota la tensión en el ambiente.

- ¿Qué tal está María con su hermano? – Me intereso, al ver que se han quedado callados.

- No lo sé – confiesa – no me ha llamado desde que me dijo que no cenaríamos juntos.

Asiento. Y vuelve a reinar el silencio entre los tres. No puedo dejar de darle vueltas al tema de Alicia, debo enterarme de que le pasa. Somos uno, joder. Tiene que confiar en mí.

Alicia.

Me duele ver a Dani tan desconcertado, e incluso enfadado por no decirle que me ocurre. Pero no puedo contarle mis sospechas, porque pueden ser solo eso, sospechas.

Después de cenar, me fui a la cama rápidamente, mientras Dani se duchaba. Cuando volvió a la cama, me hice la dormida solo para no tener que mentirle de nuevo.

Y ahora me encuentro en la universidad, tomando un café con María. Le estoy contando mis sospechas y pidiéndole consejo.

- No te preocupes ¿vale? – me dice la morena, sonriéndome con cariño. Yo limpio una lágrima que ha logrado salir – Vamos a hacer una cosa – la escucho atentamente – Vamos a comprar un test de embarazo, te haremos la prueba en mi casa y después veremos qué más hacer.

Asiento, tristemente.

Nos saltamos las últimas clases para ir a la farmacia y al piso de María. Una vez allí, me meto en el baño para realizar el test. Estoy nerviosa no, lo siguiente. Incluso me tiembla el pulso, pero consigo seguir los pasos correctamente.

Salgo al salón y María me mira, nerviosa también. Le entrego el predictor y me siento en el sofá.

- Hay que esperar unos minutos – informo – Míralo tú, por favor.

- Tranquila – dice, cogiéndome la mano – Todo va a estar bien.

- No, María. ¿Si estoy embarazada que hago? No sé cómo se lo va a tomar Dani y tengo 18 años, es un marronazo.

Me mira con ternura y después desvía la mirada hacia el aparatito. Veo como abre mucho los ojos y después me mira, no puedo descifrar nada bueno en su rostro.

- Alicia... - comienza, cierro los ojos, temiéndome lo peor – Estás embarazada.

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¡Hola hola hola!

¡Feliz Navidad!

Sé que prometí subir pronto, pero he estado líada comprando regalos, después no iba bien mi wifi y ayer cuando quise subir wattpad de mantenimiento... En fin.

Aquí tenéis nuevo capitulo, disfrutadlo que en el siguiente habrá un pequeño salto temporal.

Disfrutadlo y comentar mucho.

Os adoroooooo


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