VI

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Tres años antes.

Hunter caminaba por las calles de la cuidad de Connicut. Se había perdido hace varias horas, después de desobedecer la orden de su tío sobre quedarse a su lado sin rechistar. Cargaba en una de sus manos el peluche de cardenal rojo, ese que sus padres le regalaron antes de fallecer y que su tío quedará con su custodia.

Estaba caminando sin saber que hacer. Su tío le había pegado en sus piernitas y bracitos en la noche anterior por no haber limpiado la cocina, así que lo dolía caminar, pero tampoco quería quedarse quieto en medio de la ciudad, por lo que seguía.

Cuando pasaba frente a una tienda de música, se quedó observando los instrumentos que colgaban en el escaparate de la tienda. Era algo estupido estar ahí, porque no tenía ni dinero para comprar algo, ni el permiso de su tío, pero le parecía llamativo la cantidad de instrumentos que había que parecían estar hechos de oro.

En un momento, un señor alto, de piel morena y pelo verde agua, con unas llamativas gafas y colgando un portafolio en su mano, salió de la tienda, casi chocando con el menor, que gracias a su baja estatura era complicado de ver.

-Oh, perdón, niño. No te había visto-se disculpo. Se iba a retirar del lugar, pero notó algo raro en el brazo del menor. Parecía un gran golpe, bastante reciente. Y sus piernas también tenían una cantidad de moretones. Vió hacia los costados, buscando a los padres del niño, pero no había nadie-. ¿Estás perdido?

-S-si-dijo y miro para atrás. Talvez su tío justo llegaba y lo miraba hablando con un extraño, algo que le prohibió. "No puedes hablar con nadie sin que te dé el permiso para hacerlo. Mientras, con la boca cerrada" le decía diariamente.

-Estas lastimado-dijo, tocando delicadamente el brazo del rubio. Este se lo arrebató enseguida-. ¿Cómo te lastimaste?

-Y-yo, eh-"No puedes hablar con nadie..." se repetía en su cabeza un sin fin de veces. No podía decirle cómo se lastimo, así que solamente se quedó callado, bajo la expectante mirada del desconocido. El se había portado mal con su tío al no obedecerlo, así que si le decía la razón, el hombre a su frente estaría de acuerdo con él.

Fue un largo camino para que el niño de seis años se animará a hablar. El hombre se presentó: Raine Whispers. Le pregunto varias veces como se había lastimado, y penso varias veces en llevarlo a la estación de policía o a un hospital, principalmente por los golpes y que estuviera completamente solo. Talvez se había chocado contra algo mientras buscaba a sus padres, pero el no quería hablar sobre eso. Después de prometerle varias veces que no le haría daño, y que lo que más deseaba era ayudarlo, Hunter se animó a decir algo.

Pronto, Raine entro en la casa con Hunter agarrado de la mano. Él ya se imaginaba lo peor, cómo que ese hombre lo iba a secuestrar para después quitarles los ojos con una cuchara. Su tío lo amenazaba diciendo eso, que le iba a sacar los ojos.

Raine llamo a su esposa, quien salió de la cocina con una tostada en su mano. La tostada, con mermelada de fresa por encima, cayó al piso cuando los ojos de Eda se encontraron con el niño al lado de su espose.

-El es Hunter-explico el moreno-. Estaba lastimado y perdido, y creo que... algo malo sucede.

Fueron varias horas. Hunter se sentó en el sofá de la casa y la de piel pálida le pasaba alcohol en las heridas para evitar infecciones y se las vendaba. Le preguntaron varias veces la razón de como se perdió o como se lastimo, pero ninguna palabra sobre ese tema salía de su boca.

Raine llamo a la policía, y pronto había un oficial en la casa, intentando sacarle preguntas a la fuerza al niño. Esto no funciono muy bien que digamos. Llegaron dos oficiales más a la casa, más especializados en niños pequeños para poder saber quién estaba al cargo del rubio, porque el se negaba a hablar del tema. Hunter se dió cuenta de que llamo la atención de varios policías y que su tío se enojaría mucho al enterarse. Así que, con la esperanza de que no es enterará y que pudiera volver tranquilamente a su casa, no pensaba decir nada.

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