XXXII

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Hunter llegó mucho antes de lo previsto a su casa. Enseguida subió a su habitación y busco su portátil para escribirle a Edric y Miles, para preguntar cómo iba la cosa. Ninguno contesto hasta una hora después, cuando Edric comentó que enseguida volvió a su casa y que Miles se quedó con su abuela.

—¿Cómo está Miles?—preguntó Luz, asomándose para leer el chat de discord.

—Creo que está bien—contestó, aunque no estaba muy seguro de eso—. Se quedó con su abuela, eso es lo único que...

—¿Por qué estás hablando con el chico del videojuego ese?—dijo la morena, señalando el ya conocido usuario del chico. Era más que reconocible con solo ver la foto del perro dalmata.

—Es algo raro. Aunque no lo creas, un chico también amigo de Miles fue con nosotros y... De casualidad es el mismo chico con el que estuve jugando todos estos meses. Y también va a Hexside y es del mismo grupo que yo.

Luz levantó las cejas, sorprendida por la casualidad que acababa de pasar. El mundo no es tan pequeño, al parecer.

—Es buena onda, se llama Edric y...

—¿Edric?—interrumpió su hermana—. ¿Tiene pelo verde?

Hunter asintió con la cabeza, sin saber a dónde quería llegar su hermana con esa información.

—Es el hermano mayor de Amity—dijo Luz—. ¡Amity! ¡Mierda!

—¿Qué? ¿Qué pasó?—dijo Hunter, preocupándose enserio a ver cómo reaccionó su hermana con la mencionó de Amity.

—Habiamos quedado en reunirnos hoy en la mañana en la biblioteca para un club de lectura—dijo, dando una suave palmada en la frente—. Me olvidé por completo.

—Que más da. Luz creo que... después de lo que pasó estos días, no sería buena idea juntarte justo con ella...

—Pero le prometí que nos encontraríamos y ni siquiera le puedo escribir porque no me dió su número—exclamó, con algo de culpa al pensar que talvez Amity fue a la biblioteca y la esperó, cuando ella seguía estaba volviendo a su casa. De verdad tenía ganas de ese club de libros...

—No te preocupes por eso—dijo Hunter—. Probablemente, despues de ver que comenzaste a faltar, pensó que estarías enferma o algo—continuó y soltó un bozteso, agotado de ese día. Habían pasado muchas cosas—. ¿Vamos a dormir? Es algo tarde.

Luz miro el reloj de su habitación, y tenía razón. Eran casi las tres de la mañana. Había pasado mucho rato jugando a las cartas con sus madres que el tiempo pasó volando y ya era madrugada. Aún así, no quería ir a dormir.

No quería tener otra pesadilla.

—Ire al baño, si necesitas ayuda para cambiarte dime—dijo el rubio y se fue de la habitación.

Minutos después, volvió ya con su pijama puesto y preparado para ir a dormir. Sus ojeras lo demostraban.

—¿Quieres que te ayude?—preguntó Hunter, señalando la muda de ropa su hermana usaba para dormirme. Sabía que se le haría complicado con su brazo enyesado.

Luz negó con la cabeza, tomó la muda de ropa y se encerró en el baño. Abrió la canilla y se tiró agua a la cara, de paso mojando un poco su pelo. Se quedó frente al espejo, mirando su propio reflejo, sin darse cuenta el tiempo que pasaba.

No sé sentía como antes; no se veía como antes. Quería llorar con solo ver el parche en nariz, quería llorar al ver su brazo roto, quería llorar al ver la gran marca que quedó en su abdomen después de que la golpearan por tanto tiempo. Ni siquiera se podía parar bien, su pie lastimado no lo permitía.

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