Para los que leyeron el capítulo anterior antes del cambio, aviso que el nombre del hermano de Odalia es Noah; el nombre que había puesto antes es removido.
Visitó a su abuela casi todos los días de la semana. Salia de Hexside y caminaba directamente hasta su casa. Clases para aprender a jugar ajedrez, le decía a su madre. Y como sabía que ella le iba a preguntar cada que volviera, le pidió a su abuela que le enseñara a jugar.
Le contaba todo lo que pasaba en su vida; el como sus hermanos ya no estaban enojados y parecía que su pequeña discusión nunca había sucedido; la clase que tuvo sobre el catolicismo y como los pecados arruinaba la vida de las personas-se reía con su abuela de algunas cosas-; de como su madre le prohibió a hablar con Luz y como siempre sentía la mirada de la chica en los recreos.
Ese día, el viernes en la tarde, le preguntó a su abuela porque se había distanciado de la familia.
-Pasaron cosas-dijo secamente.
-¿Qué cosas?
Clarita convenientemente apareció y dejo una bandeja con galletitas. A un lado estaba armado el tablero de ajedrez, pero antes de comenzar a jugar y a comer, quería saber la verdad.
-Últimamente me he estado dando cuenta de varias cosas-murmuró la peliverde-. Mamá no es tan buena como pensaba antes. Es un demonio.
Su abuela asintió.
-Todo sucedió hace años-dijo la mayor-. Te lo contaré, solo si prometes no meterte en todo esto.
Un escalofrío recorrió la espalda de Amity. Asintió, esperando con curiosidad que es lo que abuela le contaría.
Empezó el partido de ajedrez. La castaña movió un peón. Amity siguió moviendo uno suyo.
-Mis hijos están metidos en algo serio-murmuró la anciana-. ¿Recuerdas al tío Antony?
-No lo veo hace años-contestó la menor.
-¿Por qué crees que es?
Esa pregunta dejo dudando a Amity. No contestó.
El caballo blanco se adelantó y Amity movió su alfil. No intentaría un rápido jaque. Debía pensar bien su estrategia. Talvez algún día le ganaría.
-Todo empezó con Antony cuando se fue de casa-dijo la abuela-. Quería estudiar abogacía y le pagué la universidad. Noah y Odalia todavía eran pequeños.
Al tío Noah lo veía un poco más seguido, aunque no tanto.
-¿Que paso cuando Androy se fue de casa?-dijo por el silencio de su abuela.
Siguieron moviendo las fichas de ajedrez. Amity estaba en desventaja.
-Parte de la culpa es mía-dijo arrepentida su abuela, mientras negaba con la cabeza-. Yo le presente a Philipp.
-¿Quién es el?
Después de calcular mal un movimiento, la peliverde perdió su reina después de estar atrapada entre la torre y el alfil de su abuela. Mierda, estaba cerca de perder, pero la historia estaba interesante.
-Un maniático-dijo la castaña. Tomó un trago de su café con leche-. Ayudo algunos negocios en la familia; mi intención no era hacer amistad con él, pero Antony era mayor y pensaba que hacía lo correcto amigando con él.
Amity movió su último alfil y logro hacer jaque, sorpresivamente. Su abuela se encargo rápidamente de quitar el peligro con ayuda de la torre. Adiós alfiles.
-Se metió en graves problemas; sigue en graves problemas-dijo la mayor-. Se unió a su comunidad. Parecían unos locos que querían quemar brujas en pleno siglo XXI.
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Nuevas mamás
Teen FictionLuz tenía siete años cuando llegó a la puerta de los Clawthorne. Tenía un brazo roto, el cuerpo lleno de moretones, y espinas en sus brazos. Aunque podría ser una niña que se lastimó imprudentemente jugando, Raine y Eda sabían que no era así, y con...