—Sabes que mamá se enojara si repites el año ¿Verdad?
—Por eso mismo lo hago—dijo la menor como si fuera obvio.
—¿Cuántas veces te he dicho que estás arruinando tu vida? Porque te lo digo de nuevo ¡estás arruinando tu vida!—reprochó Lilith.
—¿Y a ti que te importa lo que hago con mi vida? En menos de un mes te vas a ir y te olvidarás de mi.
Lilith rodó los ojos. Estaba harta de explicarle una y otra vez. Estaba vez ni se esforzaría.
—No te preocupes, no pienso quedarme aquí—dijo Eda, levantándose de la cama con la actitud renovada.
—¿Qué diablos piensas hacer?
—¿Recuerdas a Alador? ¿Mi novio? Se mudará a la ciudad e iré con él. Talvez ahí termine la secundaria, no lo sé.
—¿Con el que tiene tremenda barba? Hermana, se que te lo he dicho más de cien veces, pero ese tipo no me da buena espina.
—¿En algunas de esas cien veces te he dado la razón? Nunca—dijo y se ató una coleta en su largo cabello naranja.
Guardo su peine dentro de una pequeña mochila mientras su hermana mayor veía todo. Le estaba mostrando en la cara que se iba a ir, al igual que ella.
—No pienso quedarme más aquí—dijo con odio en sus palabras—. Mamá me vive controlando y eso ya me harto. Me da igual mi futuro ahora, prefiero irme a qué quedarme y ser como su esclava.
Salió de la habitación y volvió con un par de championes viejos que ya no utilizaba. Guardo pasta dental y cepillo, su peluche de búho que amaba y aunque no admitiera, dormía todas las noche con él, y unas cuantas cosas más, mientas Lilith miraba arrepentida de no haber hecho nada antes para evitar eso.
—Me ayudar a irme ¿verdad?—le dijo Eda a su hermana mayor.
La peliroja dudo. No debía meterse en eso. Negó con la cabeza y la joven Eda soltó un suspiro.
—Bien, no importa. Lo haré yo misma—dijo y se fue de la habitación dándole un codazo.
Todavía debía guardas una de sus cosas más preciadas. De pequeña, con su padre recogían las maderas que encontraban en el bosque y las convertían en, a lo que ella le gustaba llamarles, figuras de acción. Tenía una que su padre había hecho por días para ella, con su cosa favorita del mundo: un búho con una gran corona de rey. Amaba cada detalle de ese búho y lo tenían en la mesita de la sala principal para que todos pudieran verla.
Talvez le dió importancia de más a ese búho porqué fue la última cosa que disfruto con su padre antes de que se empezará a distanciar y que su madre le empezará a exigir más en la escuela.
Todo estaba bien en su familia. No era tan cercana a su madre, pero mantenían una buena relación. Con su papá se divertía mucho cuando el no estaba trabajando. Incluso cuando trabajaban ella la ayudaba. El era carpintero; ella buscaba la madera en el bosque para que trabajará.
Después su madre cambio y todo se fue a la miseria. Recuerda que fue cuando tenía doce años cuando su madre armó un escándalo por que no había llegado a la nota aceptable en una prueba y como su padre miraba en el fondo mientras ella era cinchada del cabello y trataba de resistirse.
Pero eso no iba a pasar más. Era su último día ahí. Se iba a ir a la ciudad con su novio e iba a ser feliz.
Tenía razón en eso de que sería su último día ahí, pero no con que sería feliz con su supuesto leal novio.
—Edalyn—estaba a punto de tomar el búho cuando su madre apareció en la sala de estar. Ya había visto sus calificaciones—. No trates de explicarte que ya lo sé todo.
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Nuevas mamás
Teen FictionLuz tenía siete años cuando llegó a la puerta de los Clawthorne. Tenía un brazo roto, el cuerpo lleno de moretones, y espinas en sus brazos. Aunque podría ser una niña que se lastimó imprudentemente jugando, Raine y Eda sabían que no era así, y con...