XXVII

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-¿Luz? ¿Que estás haciendo?

La morena tiró el cuchillo a un lado asustada, y una diminuta gota de sangre cayó al suelo.

Se había cortado.

-¡Luz!-su hermano fue corriendo hacia ella y tomo su muñeca, asombrada-. ¿Qué...?

La menor solo se derrumbó y empezó a llorar, tratando de explicarse, pero ni ella sabia porque lo había hecho. Escondió su brazo para abrazarse a si misma y se derrumbó contra el mueble de la cocina, sin parar de llorar.

-L-luz...-musitó, mirando el corte en su antebrazo-. Ya vuelvo.

Salió corriendo de la cocina y en tan solo unos segundos volvió con un boqutin de primeros auxilios. Siempre lo guardaban debajo del mueble. Vendo con cuidado la zona lastimada.

Nunca se enfrentó a una situación así, ni pensó que lo haría, así que simplemente hizo lo primero que se le pasó por la cabeza.

-Luz... Hermanita-dijo cuando termino de vendar la herida-. ¿Por qué?

-No sé...-casi se encogió de hombros-. N-no me siento bien.

Hunter la unio en un abrazo tranquilizador, y así estuvieron durante varios minutos hasta que Luz pudo cesar sus llantos y calmarse mejor.

Le debía la vida a su hermano.

-Shh... Tranquila-le susurró a un oído-. Solo, por favor, no hagas eso, no te hagas daño.

La morena no dijo nada.

-Luz, no se cómo ayudarte-dijo el rubio, tomando sus manos con cuidado de no hacerle más daño-. Haré lo que sea, pero por favor, no te lastimes así.

Sus ojos se aguaron con lágrimas, también a punto de llorar.

-¿Me prometes que no volverás a hacer eso?-dijo, sacando su dedo menique.

La menor acepto, sin dudarlo. Se lo prometía a ella misma.

No sabe que le pasó en ese momento, solo sabe que vio el cuchillo y no le pareció mala idea. Agradece con todo su ser que justo su hermano apareciera, porque no sabe que era capaz de hacerse.

Ahora miraba el corte con odio, aunque sabía que lo había hecho ella misma.

-¿Podemos volver a la habitación?-pidió Luz después de unos minutos.

Hunter asintió y comenzó a juntar las cosas que había sacado y las guardo dentro del botiquín y volvió a dejarlo en su lugar.

Cuando volvió, ayudo a la morena a levantarse y subieron a la habitación. Todavía estaba el vaso con agua en la mesita de luz.

La menor se metió de nuevo en su cama y se tapo con la manta, sin importarle si hacía calor o no.

Cada vez que cerraba los ojos, volvía a tener algún recuerdo de su infancia que quería borrar. Pasaron minutos, ya estaba harta de no poder dormir.

Hunter la miraba atento, con miedo de que haga algo imprudente. Le dolió el corazón ver a su hermana asi, tan destrozada que llegó al punto de cortarse. No quiere imaginarse lo que hubiera pasado si no se despertaba y no se daba cuente de no que no estaba en su cama.

-¿Luz?-dijo el rubio-. ¿Sigues despierta?

-Si-contestó en voz baja-. ¿Puedo dormir contigo?-preguntó con timidez.

Vió como Hunter asentía con la cabeza, así que tomo su almohada y se pasó a la cama del lado. El rubio se movió más contra la pared, dejando un espacio libre para que se acostara.

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