-¿Te parece si hacemos otra cosa?-preguntó la peliverde mientras escribía algo en su celular-. Me pasan a buscar dentro de una hora y no tengo ganas de seguir hablando de libros, sinceramente.
-Oh, claro-dijo Luz y guardó su libro en la mochila de la escuela-. ¿Habrán juegos de caja?
-En la zona de niños puede haber-comentó Amity y sin que ninguna dijera más se dispusieron a caminar hacia la zona infantil.
Llegaron a una habitación un poco aislada, dónde había una alfombra de colores que recorría toda la habitación y varios juguetes para niños y bebés, y un estante con unos cuantos libros infantiles.
-No tenía idea sobre esta zona-comentó Luz.
-Es algo nueva, no tiene más de tres meses-dijo la peliverde-. Siempre vengo los sábados y le leó libros a los pequeños.
Luz se sorprendió un poco, pero no demasiado. La peliverde le parecía alguien bastante fría antes de ese día, pero desde que se sentaron a hablar sobre Azura y, aunque al principio no conectaron muy bien, parecía ser otra Amity que la Amity de la escuela.
Definitivamente, Amity no parece el tipo de persona que soporta los niños pequeños.
-¿Qué? ¿En serio te sorprendiste?-dijo la Blight y las mejillas de Luz se ruborizaron.
-No, es que...
-Aunque no parezca, me gusta mucho cuidar de los niños, aunque aveces si que son molestos pero... Los aguantó. ¡Son muy tiernos!
Amity sonrió. Por primera vez le mostraba una sonrisa real con algo que le apasionaba.
-Por favor, no se lo digas a nadie-interrumpió los pensamientos de la morena, tomando sus dos manos con fuerza-. Alguien de la escuela se llega a enterar de esto, o mis padres, muero.
Luz asintió aunque no le prestó ni un poco de atención. La chica estaba tan cerca de ella y tomaba sus manos tan delicadamente que se empezó a cuestionar de nuevo que es lo que le estaba pasando.
¿Le gustaba Amity? ¿Pero cómo? Nunca le gustó ninguna chica ¿Por qué ella? ¿Cómo sabe que le gusta de
verdad?-¿Luz, me escuchaste?
-Si, claro.
Amity se soltó y camino hasta una pequeña caja de madera y la abrió de par en par.
-Bueno, eh...-miró el interior de la caja y revolvió un par de cosas-. Hay unas cartas del UNO, un monopolio, un juego de pirata, un ajedrez...
-El UNO-dijo la morena. No sabia jugar ni al ajedrez ni al monopolio, y no quería volver a lastimarse todavía más la nariz por jugar al pirata.
-Bue', como quieras-sacó
Tomaron las cartas y se sentaron en la alfombra de colores a jugar. No pasó nada interesante, solo jugaron siendo más competitivas posibles para ganar, como gente normal jugando a las cartas.
En ese horario no estaban los chicos, así que podían quedarse tanto como quieran.
Después de un rato y de bastantes risas y comentarios, el teléfono de la Blight sonó.
-¿Hola?-dijo Amity, dejando las cartas-. Vale, te espero.
-¿Ya te vas?-preguntó Luz.
¿Dónde habría quedado Hunter? No puede irse ella sola. Talvez debería llamar a su madre y listo.
-Si, mi hermana acaba de salir de su clase de piano y pasa por mi en unos minutos-dijo y se levantó.
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Nuevas mamás
Novela JuvenilLuz tenía siete años cuando llegó a la puerta de los Clawthorne. Tenía un brazo roto, el cuerpo lleno de moretones, y espinas en sus brazos. Aunque podría ser una niña que se lastimó imprudentemente jugando, Raine y Eda sabían que no era así, y con...