—Amity, ¿que haces?—murmuró la morena. Amity le tapo la boca al instante y miró a Willow pidiendo que también se quedará callada.
Pasos pasando cerca del callejón, probablemente por la calle principal, y murmullos. Después de dos minutos de absoluto silencio, Amity se relajó y saco la mano de la boca de la chica. Miró con asco la baba que recorría su mano y se limpió con la manga de su campera.
—Blight ¿Que mierda estás haciendo?—dijo Willow, saliendo del escondite. No entendía si era una broma o si de verdad estaban en peligro.
—Ellos me perseguían—dijo Amity. Aunque estuvieron minutos quietas en silencio, su respiración era rápido y su voz entrecortada.
Luz señaló aterrada sus manos cubiertas de sangre. Willow lo noto y dió dos pasos hacía atrás.
—¿Q-quienes?—dijo la morena, parándose al lado de su amiga—. ¿De quién es esa sangre?
—Es una larga historia, pero demasiado larga—dijo y paso la manga de la campera por debajo de su nariz, limpiando un poco de la sangre—. Les juro que no es mi culpa. Tenemos que ir a un lugar seguro. Lejos de aquí.
—¿Tenemos? No nos metas en esto, Blight—dijo la de lentes.
—Si, tenemos—continuó Amity—. Ya me vieron contigo—dijo y cambio su mirada a Luz—. Tú.
—¿Yo? ¿Qué pasa conmigo?
—¿Eres Luz Noceda? Sos una Noceda ¿Verdad?
Esa pregunta hizo que el cuerpo de Luz sufriera un escalofrío. ¿Cómo sabía su antiguo apellido? Sintió una mano apretando la suya con fuerza. Willow, pensó.
—¿Por qué...? ¿Por qué preguntas eso?—movió su pie inquieta.
Amity Blight suspiro.
—Camila Noceda—Luz asintió con la cabeza—. Bien, era verdad. Puta madre.
La peliverde quiso cinchar de sus cabellos con desesperación, pero se contuvo. Sus manos seguían llenas de sangre. ¿De dónde había salido esa sangre?
—Okey, están pasando demasiadas cosas y tengo que procesarlo todo—dijo, caminando de un lado a otro—. Willow, tu casa. ¿Podemos?
—Hmm—murmuró. Hace años que Amity no iba a su casa y no tenía ganas de aceptarla dentro. Todavía la odiaba.
—Por favor, está cerca.
Un teléfono comenzó a sonar. Luz sacó su teléfono del bolsillo de su campera y contesto.
—¿Hola?
—Hola, perdón por llamarte a esta hora, pero... ¿Podrías ayudarme con algo?
—Vee ¿Que sucede?
—Quien es Vee—susurró Amity a Willow. La pelinegra noto un poco de celos en su voz.
Se encogió de hombros. Ella tampoco sabía.
—Secuestraron a mi madre ¿Okey?—dijo la chica del otro lado del teléfono. Su voz pareció romperse—. Me siento observada. Por favor, no tengo con quien más ir. Sos la única persona además de mi familia que he hablado en meses.
—Espera, mándame tu dirección a tiempo real ¿Sabes cómo hacerlo?—dijo Luz, pero ella tampoco sabía cómo se hacía eso. Pero con todo lo que acababa de pasar en los últimos minutos, le pareció necesario.
—Mmm, creo que sí.
Pasaron pocos segundos y un mensaje le llegó mostrando su ubicación. Estaba a menos de dos kilómetros. Supuso que era su casa.
ESTÁS LEYENDO
Nuevas mamás
Teen FictionLuz tenía siete años cuando llegó a la puerta de los Clawthorne. Tenía un brazo roto, el cuerpo lleno de moretones, y espinas en sus brazos. Aunque podría ser una niña que se lastimó imprudentemente jugando, Raine y Eda sabían que no era así, y con...