Raine se sentó en la mesa con su taza de té ya preparada, y unos segundos después bajo Hunter con su esposa.
El rubio se notaba que no estaba bien emocionalmente en ese momento, y sabían que era por haber entrado en la secundaria de Hexside ese mismo día.
Se sentaron en la mesa y después de unos minutos de silencio, Eda dió inició a la charla.
—Cariño, dinos que paso, que está mal—pidió, buscando resolver el asunto. En cualquier caso, llamaría a la escuela por si había algún problema con algún bully o algo por el estilo.
—Es que...—paso el brazo por sus ojos que comenzaban a cristalizarse sin poder contenerlo—. No sé, es todo muy distinto y confuso... No me gusta.
—En cualquier caso podemos pedir a alguien que te sea acompañante los primeros días—propuso Raine, apoyando un brazo en su hijo.
—No, no; solo será más vergonzoso—se nego y en ese momento se sentía como un niño pequeño que estaba por entrar a primaria, pero en realidad tenía ya 14 y era a la secundaria.
Y eso lo hacía sentir miserable, odiaba ser tan sensible.
Nunca le costó la escuela virtual; era uno de los mejores de la clase, con una notazas que le encantaba mostrar a sus madres. Ahora se sentía distinto; no tenía habilidades sociales como para interactuar con otros fácilmente.
—¿En qué podemos ayudar?—pregunto Eda que, aunque quería ayudar a su hijo, también sabía que debía dejarlo hacer cosas por su cuenta.
—N-nada, nada—se limpio con el brazo las lágrimas que amenazaban salir y se levantó de la mesa, ignorando lo que le intentaba decir sus madres que estaban preocupades por él. Se fue a su habitación esperando que Miles tuviera el teléfono prendido para poder hablar, pero no fue el caso.
Raine y Eda se dedicaron una mirada preocupada, sin saber ya que hacer con todo eso.
—Es mi culpa por esperar tanto—dijo Raine, echándose la culpa a si misme por haber esperado tanto en hacerlo ir a una escuela presencial.
Talvez no fue tan tarde para Luz, justamente porque tiene una compañía ahí y recién es su primer año de secundaria, pero Hunter...
—No te eches la culpa; era desición de los dos—dijo Eda, dando un suave beso en su mejilla—. La verdad no sé que hacer.
—Yo tampoco—admitió Raine.
Cuando decidieron adoptar a Hunter no pensaron en que iba a pasar en su adolescencia; solo se imaginaron los primeros años con ellos. Ahora ya deben de ir pensando el día que Luz vuelva corriendo de la escuela por ver a un chico lindo que le gusta.
O chica.
—Preparare la cena—dijo elle cambiando de tema y se levantó de la mesa, buscando en la heladera que cocinar ese día.
—Voy a hablar con Luz sobre cómo le fue—como si de una invocación se tratara, la mencionada apareció en la cocina, dando saltitos de felicidad.
—¡Auch!—se quejo la morena, sosteniendo el hielo en la zona del golpe. Después del primer asombroso día, no se imagino que el segundo terminará así.
—Por idiota—mascullo Blight con el ceño fruncido.
—¡Ya basta!—Bump, ya harto de sus peleas adolescentes, golpeo la mesa, asustando a ambas chicas.
Un silencio abundó la sala mientras Bump buscaba los números de teléfono de sus padres. Amity bajo la mirada, ya sabiendo el castigo que se esperaría, y Luz arrepentida por molestar a sus padres mientras trabajan.
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Nuevas mamás
Teen FictionLuz tenía siete años cuando llegó a la puerta de los Clawthorne. Tenía un brazo roto, el cuerpo lleno de moretones, y espinas en sus brazos. Aunque podría ser una niña que se lastimó imprudentemente jugando, Raine y Eda sabían que no era así, y con...