Bella Lombardi
Las luces me enfocan, tengo la atención de todo el publico puesta en mí, sonrío tanto como puedo porque sé que esta es mi noche. La música del Tchaikovski suena con lentitud, mis brazos y pies se mueven con gracia, con una elegancia tan practicada que ahora luce natural. Las luces me siguen, mientras me muevo por el escenario soy capaz de sentir la mirada de cada persona que está en el público.
La música aumenta de intensidad, la rapidez de las notas y mi cuerpo sigue cada paso sin tener que pensarlo, lo hemos practicado tanto que parece que mi cuerpo sabe que hacer antes de que mi cerebro de la orden. Hay un silencio que es roto solamente por las notas musicales que flotan entre nosotros y danzan junto conmigo.
Y entonces llega, Pol, mi compañero de baile se coloca justo en su lugar, la música continua y mientras me muevo con gracia hasta mi sitio, mi mente reproduce los pasos siguientes. Alineación correcta del cuerpo, posición correcta de las rodillas, flexión correcta en los tobillos y pies...
Todo sale como debe, mientras avanzo y sigo los movimientos, mientras mi cuerpo hace lo que mejor sabe hacer y Pol me impulsa en el aire, es como si por breves instantes en los que me elevo del suelo pudiera verme flotando en el aire, siendo poseedora de toda la atención, he hecho muchísimos saltos a lo largo de toda mi carrera como bailarina, y dicen que...cuando eres tan buena en algo, puedes saber exactamente cuando las cosas van mal antes de que sucedan.
Y es ahí, cuando noto el pequeño destello de pánico en el rostro de Pol, cuando me doy cuenta de que mientras caigo...hay algo mal.
Pol apenas puede sostenerme, su brazo flaquea y eso hace que mi caída no sea para nada como las ensayamos.
Todo pasa demasiado rápido, mi cuerpo desciende, mi tobillo toca el piso y entonces...entonces lo escucho.
Crack. El sonido del hueso al romperse.
Y el dolor explota en mi sistema.
Soy capaz de escuchar mi propio grito rasgar el ambiente, mi cuerpo cae contra la superficie de madera sin nada de gracia, una exclamación conjunta me envuelve mientras la música se detiene.
No. No está pasando.
Siento las lágrimas agolparse en mis ojos, el dolor abrirse paso por cada fibra de mi cuerpo.
Las personas se aglomeran a mi alrededor, el perfecto baile se suspende y reconozco a un par de chicos del staff que corren hacia mí.
—Bella, maldición, ¿Qué ocurrió? —no puedo hablar, mis sollozos me lo impiden mientras observo mi tobillo lucir terriblemente mal —joder, Bella.
—Yo la llevo —volteo por una fracción de segundo, Pol sostiene su brazo y noto que también se ha lesionado, uno de los entrenadores me toma en brazos y escondo mi rostro de toda la atención.
Conforme nos alejamos, cuando no tengo más la atención de las personas, sé que lo he jodido todo.
La presentación, la noche...y muy posiblemente...mi carrera también.
Cuando los paramédicos llegan y me dicen lo que ya sé, todo se desmorona. Cuando el chico del cuerpo medico me mira y dice:
—Señorita Lombardi, parece que ha sufrido una fractura.
Sé que el sueño que comenzaba con esta noche, se apagó antes de siquiera tener la oportunidad de encenderse.
Alessio Vitale.
Sonrío con satisfacción cuando rebaso al idiota de Francis, piso el acelerador y el auto avanza con un rugido, escucho las indicaciones de todo mi equipo, informándome sobre las posiciones y lo que debo hacer a continuación.
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Un desastre perfecto.(SL #4)
RomanceElla, la princesa de la danza. Él, el rey de las carreras de autos. Dos accidentes. Dos sueños que amenazan con romperse. Un encuentro que parece unirlos. Bella Lombardi es la estrella del ballet, tan sublime y perfecta sobre el escenario, con una c...