20-. Monstruos.

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Bella

El éxito de Alessio pareció volver loco al internet. Las fanáticas salieron a mostrarse realmente entusiasmadas de que el rey de las carreras hubiese vuelto. Incluso el ganador, Allan, pareció quedar en segundo plano.

Y a pesar de que Al se había mostrado demasiado reservado respecto al tema, sé que le hace tanta emoción como a todos nosotros, y tal vez es por esa razón, que insistió en invitarme a celebrar con su familia.

Decir que estoy nerviosa, es poco. Mi rodilla se mueve consiguiendo que el bolso se sacuda en mi regazo, movimiento que no le pasa desapercibido a Alessio.

—No tienes porque estar nerviosa —dice como si leyera mis pensamientos, o es que tal vez yo soy demasiado evidente.

—Voy a conocer a tu madre —le recuerdo —y a tu hermana, ¿qué tal si no les agrado?

El sonido de su risa me molesta, mantiene una sonrisa ladeada en los labios mientras me observa por apenas un par de segundos.

—Es imposible que no les agrades, principessa. Te adorarán así como yo lo hago.

—Dices eso solo para tranquilizarme —me quejo frunciendo los labios —a veces las madres odian a las parejas de sus hijos.

Eso vuelve a causar una carcajada, el sonido llena el auto, y aunque no quiero, termina contagiándome.

—Estoy hablando en serio.

—Yo también hablo en serio cuanto te digo que te van a amar, mi madre incluso ya te adora sin conocerte.

—¿No dices esto para hacerme sentir menos nerviosa?

—Te prometo que no.

Eso me deja un poco más tranquila. En general no tengo problemas para relacionarme con las personas, pero conocer a la madre de tu novio, es un nivel que nunca antes he pasado.

—¿Por qué estás tan nerviosa? —inquiere.

Suspiro, esperaba no tener que hablar con él de las experiencias pasadas, pero parece ser que ahora es un caso necesario.

—No tengo muy buenas experiencias conociendo a las madres de mis parejas. —confieso.

—¿Por qué?

—No he salido con muchos chicos, pero estuve saliendo unos meses con un compañero del ballet...

—Dime que no es Pol —el tono de sufrimiento que emplea me hace reír.

—No, no es Pol —admito entre risas —¿qué te hace creer que podría ser él?

—Bueno, parece demasiado a gusto contigo, y noto la manera en la que te mira...

—Apenas y lo has visto un par de veces —continúo riéndome —no sabía que te iba ese rollo de chico celoso.

—Solamente cuido lo que es mío.

Santo Cielo, siempre creí que era ridículo que los hombres se expresaran de sus parejas como si fuesen de su propiedad, pero ahora, escuchándolo de los labios de Alessio, solo consigue que algo en mi interior se encienda.

Lo miro, tiene un gesto sereno pero cuando desliza la mirada hacia mí, encuentro lo dominante en sus ojos.

—Creo que nos salimos del tema —trato de esquivar sus palabras y él se da cuenta de eso, sin embargo, no dice absolutamente nada al respecto.

—Cierto.

—Como decía, salí con un chico del Ballet, nunca formalizamos, así que nunca tuvo interacción con mi familia. Quería que el chico que conocieran mis tíos fuese el indicado.

Un desastre perfecto.(SL #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora