30.- El principio del fin

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Bella

—No puedes estar hablando en serio —la voz firme de mi tío Ángelo rompe el silencio —Bella Lombardi, realmente espero que tengas una verdadera explicación para eso.

—Espera, ¿desde cuándo estás planeando mudarte? —inquiere ahora Jacob.

Desde esta mañana, quiero confesar pero sé que eso solo conseguiría aumentar el estado de confusión de mi familia.

—Sabemos que eres una adulta, pero realmente esto es como una bomba —añade el tío Antoni —¿y por qué no está aquí ese novio tuyo para dar la cara y apoyarte en la decisión?

—Porque él aún no sabe que lo he decidido —admito —escuchen, sé que esto es inesperado, pero lo he estado pensando y...creo que es una buena idea.

—Apenas tienes unos meses de conocerlo —mi tío Ángelo es el más serio de todos —¿Cómo estás segura de que serás feliz viviendo con él?

—De acuerdo, creo que Bell en realidad está informándonos de su decisión —la voz de mi tía acapara toda la atención, envuelve el brazo alrededor del de mi tío y le sonríe —no nos está pidiendo el consentimiento, lo que menos necesita es que comencemos a cuestionarla.

Mia Regina...—Mi tío emplea el tono cariñoso hacia ella, y eso la hace sonreír, aunque apenas lo mira antes de centrar su atención en mí.

—Nuestra niña ya ha tomado su decisión, y es nuestro deber apoyarla —dice con firmeza. —No necesita que estemos cuestionando sus decisiones.

Sus palabras son suficientes para crear un silencio, y luego el enojo se esfuma del rostro de cada persona. Mi tío Ángelo se acerca y dice algo sobre estar creciendo demasiado rápido, luego viene Jacob quien no parece demasiado convencido con mi decisión, pero sorpresivamente no hace el intento de convencerme de lo contrario.

—Adviértele a tu novio que si te lastima de alguna manera, voy a hundirlo —dice el tío Antoni mientras me toma por los hombros —que estés bajo su techo no quiere decir que no tengas nuestra protección.

Sonrío, eso no es algo que pueda olvidar. Sé que independientemente del sitio en donde me encuentre, ellos siempre cuidarán de mí.

—Mi hermanita está creciendo —Anto me envuelve en un abrazo —aún recuerdo cuando eras una pequeña niña berrinchuda.

Una carcajada conjunta se deja escuchar ante los recuerdos de nuestra niñez, realmente no esperaba que lo aceptaran demasiado rápido, pero... tengo veintitrés años, y una carrera establecida. ¿Qué impedimento puede haber? Mi hermana Antonella se independizó a una edad más temprana, así que esto no tenía que significar mayor problema.

Paso el resto del día con mi familia, ellos intentan saber absolutamente todo. Incluso Lía y Carina, parecen más interesadas.

—Ya que no vivirás aquí, ¿puedo mudarme a tu habitación? —inquiere Cari —es la más grande de la casa.

—Ni siquiera me he ido y ya estás pesando en ocupar mi lugar —reprocho, una risa brota de ella mientras se acomoda en la cama.

—Bell, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Ya la estás haciendo, y me temo que aunque diga que no, lo harás de cualquier manera.

La sonrisa que recibo es una confirmación a mis palabras, ella toma una inhalación, y luego gira la cabeza hacia mí.

—¿Cómo sabes que Alessio es el indicado?

Ladeo la cabeza, parece inquieta por algo, juega con sus manos sobre su regazo, y sonrío porque no es común verla así. Carina es igual a mi tío Ángelo, tan segura y confiada que verla de este modo, me desconcierta.

Un desastre perfecto.(SL #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora