4.- El olvido no es una opción.

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Bella

Dos semanas después, por fin el estabilizador es retirado de mi tobillo. He pasado casi dos meses y medio sin tener libre movilidad, que ahora se siente extraño poder caminar sin requerir las muletas.

—Es probable que en ocasiones pueda perder un poco de fuerza —dice el médico —esto es algo normal, ya que tus músculos estuvieron inmovilizados por varias semanas, no te desesperes, puedes comenzar con ejercicios ligeros para tu movilidad como salir a caminar, andar en bicicleta, trotar...intenta ir de a poco, sin prisas.

Suspiro.

—¿Cuándo puedo volver al Ballet?

Por la forma en la que él médico me mira, sé que no son buenas noticias.

—Tus músculos y ligamentos aún están débiles, someterlos a sesiones de Ballet puede ser contraproducente, no queremos que sufras otra lesión, porque tal vez no te recuperes.

Tener eso en consideración me arrebata el aliento. Esperaba que con la desaparición del estabilizador mi vida pudiera regresar tan solo un poco a la normalidad, pero me parece que está muy lejos de estarlo.

—Puedes ir a cortos entrenamientos que ayuden a tus músculos a recuperarse, a volver a tener la fuerza para poder bailar —el médico me dedica una sonrisa reconfortable —ten paciencia, Bella. Esto no significa que no puedas volver a bailar, pero debes darle tiempo, sé que crees que esto no es un avance, pero lo es. He visto a muchas bailarinas no poder volver a bailar, pero este, este no es tu caso.

Sus palabras se me clavan en la mente, tiene razón, he corrido con suerte porque mis diagnósticos han sido alentadores, pero eso no significa que no sienta la frustración por no saber cuando puedo volver a bailar.

—Gracias, doc. —Le sonrío lo mejor que puedo, tratando de ocultar la sensación de decepción que hay en mi sistema.

—¿Es todo, doctor? —Mi cuñado James inquiere y reconozco el dejo de preocupación en su voz —¿Tendrá que hacerle otras visitas?

—Programaré una radiografía dentro de unas semanas, para seguir monitoreando la recuperación, espero que la próxima vez que nos veamos, pueda darte la respuesta que esperas, Bella.

Esta vez mi sonrisa se vuelve un poco más genuina. Me levanto de la cama en la que estoy y tomo una inhalación mientras atravieso la sala para conseguir llegar fuera del consultorio. Escucho las voces de James y el médico detrás de mí pero solo puedo sentirme aliviada cuando estoy fuera.

Cierro los ojos por un par de instantes, repitiéndome que esto es un avance, que estaré bien, que voy a volver bailar.

—¿Nos vamos? —me sobresalto cuando siento la mano de James en mi espalda —¿Quieres ir a almorzar o te llevo a casa?

Sacudo la cabeza en una negativa, había sido amable al ofrecerse a acompañarme pero ahora quiero estar sola, estar en compañía me resulta...sofocante.

—Quiero dar un paseo, puedo volver a casa sola —frunce los labios y no parece demasiado convencido. —En serio, James, estaré bien, necesito tomar un poco de aire fresco, y escuchaste al médico, caminar me hará bien.

—No quiere decir que lo tengas que hacer justo ahora —debate.

Retrocedo unos pasos y señalo mi tobillo.

—Camino bien —sonríe —en serio, ya tengo demasiados hombres sobreprotectores en mi familia, no te unas a ellos, por favor.

Sacude la cabeza mientras su risa consigue llegar hasta mí. El sentimiento de malestar se esfuma durante esos segundos en los que lo escucho reír, una sonrisa sincera se posa en mis labios y me siento ligera, como si la carga que me acompaña desde el día de la lesión desapareciera.

Un desastre perfecto.(SL #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora