36.- Mi prioridad

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Alessio

La vida con Bella ha vuelto a la normalidad, hemos retomado nuestras charlas a la hora de la cena, y ella parece de nuevo esa chica tan alegre y feliz. Una parte de mí se sentía culpable por ser la razón de que decidiera continuar con el embarazo, pero verla tan feliz, tan llena de vida, me convence de que esto es algo que ella desea tanto como yo.

Bell ha insistido en organizar una especie de comida aprovechando que Jax, Noah, Molly y Michele están en Milán, durante las carreras de Sao Paulo no tuvimos demasiado tiempo para convivir, así que queríamos aprovechar su visita y pasar un buen momento entre amigos.

Nadie más aparte de la familia de Bell y la mía sabe sobre el embarazo, así que consideramos que este sería un buen momento para aprovechar, y compartirlo con nuestros amigos. Sin embargo, aún no sabíamos en que momento sería preciso darles la noticia.

—Faltan dos Prix antes del campeonato —dice Jax —¿están nerviosos por eso?

—Sería una locura no estar nerviosos —admito —espero que no sean resentidos cuando gane la copa.

Ambos ríen con fuerza.

—Creo que tienes un exceso de confianza en ti mismo —añade Noah —cuidado, eso puede ser peligroso.

Las comisuras de mis labios se elevan.

—Sí, creo que Al tiene que irse con cuidado —añade Bella —más ahora que no seremos solo dos.

Las miradas de Mich y Molly se dirigen a mi chica, les toma una fracción de segundo entender, mientras que a sus novios, aun les queda la confusión.

—¿Cómo que no serán solo dos? —inquiere Jax.

—¡Por Dios, Jax! ¡Están diciendo que Bell está embarazada!

Los gritos agudos nos hacen reír, las dos chicas se lanzan contra su amiga mientras que, pasada la confusión, mis amigos se incorporan también en medio de gritos eufóricos.

—¡Felicidades hombre! —Noah me envuelve en un abrazo —esto merece un gran festejo, ¿Hamilton lo sabe?

—Aún no, estamos manejando esto con un poco de discreción —admite Bell —pero lo haremos pronto.

—Felicidades a ambos, en serio —Mich nos mira mientras sonríe con dulzura —serán unos padres estupendos.

Entrelazo mi mano con la de Bell, ella voltea con la mirada iluminada y la sonrisa emocionada.

—Gracias, tuve suerte de encontrar a una madre maravillosa para mis hijos —soy consciente de la forma en la que sus ojos se iluminan, los ojos de Bella son como dos inmensos cielos, reflejando todo su interior, permitiéndome ver su belleza y cautivándome como desde el primer segundo en el que los miré.

—Serán una familia preciosa —dice Mich —y exigimos ser las madrinas.

Bella ríe, parece que en el poco tiempo de conocerse ya han conseguido ser buenas amigas y no hay nada más que me alegre que eso, que Bell encaje en mi mundo, que se desenvuelva con tanta naturalidad, es algo importante para mí. Al final, no podría ser feliz en un sitio en donde la chica de mi vida no lo es.

Pasamos el resto de la tarde con ellos, entre risas y bromas, haciendo planes y hablando del futuro como si nos perteneciera, como si tuviésemos la seguridad de que todas nuestras palabras, se harán realidad.

Al final, mientras las chicas tienen una de esas típicas conversaciones en las que los hombres no participamos, me quedo con Jax y Noah tomando una de las últimas cervezas que quedan en la nevera.

Un desastre perfecto.(SL #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora