41.- El sol brillará de nuevo sobre nosotros.

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Bella.

Al ha despertado, en el instante en el que escuché su voz mis propias energías se renovaron, el pesar se ha ido, la carga que tenía sobre los hombros ha comenzado a desaparecer hasta casi convertirse en la nada.

Sostengo su mano, no la he soltado en ningún momento desde que me pidió que me quedara con él, la forma en la que sus dedos se entrelazan con los míos me resulta cálido...eché tanto de menos sentir su toque en mi piel.

Sin embargo, pese a la felicidad que me embarga porque él haya abierto los ojos, sé que aún tenemos temas que tratar que no serán en lo absoluto fáciles.

Max está siendo investigado por la FIA, Hamilton vino al hospital tan pronto como se enteró que Alessio había despertado y su emoción fue casi incontenible. Parece que cada cosa comienza a acomodarse en su sitio, pero todavía no encuentro la manera de decirle lo que perdimos.

Mi atención viaja a él cuando se remueve sobre la cama, me acomodo en el asiento, inclinando el cuerpo hacia adelante para conseguir estar mucho más cerca de él.

—¿Bell? —sonrío levemente cuando arruga la frente, su mano se aferra a la mía antes de abrir los ojos por completo. Su voz está ronca, y habla con tono débil.

—Hola —susurro —¿cómo te sientes?

—Cansado —dice en un suspiro cerrando los ojos otra vez —siento como si todas mis fuerzas se hubiesen agotado.

—Estuviste muchos días inconsciente, tu operación fue delicada así que es normal. ¿Sientes dolor? —emite un sonido que parece entre un quejido y una afirmación.

Cuando abre los ojos otra vez, desliza su atención hacia su rodilla, las vendas y sujetadores son visibles, arruga la frente y luego vuelve a mirarme.

—Te recuperarás —informo cuando noto la preocupación comenzando a filtrarse en sus ojos —tendrás que usar unos aparatos ortopédicos por algunas semanas, e ir a rehabilitación, pero...estarás bien. Los médicos dicen que no es un impedimento para que puedas correr, aunque deberán pasar algunos meses antes de que puedas considerar volver a las carreras.

Sus ojos me escudriñan, me siento demasiado observada, Al siempre ha conseguido ver a través de las distintas capas y facetas que he intentado mostrar. Y desearía que ahora no tuviese ese poder sobre mí.

Cuando recién nos conocimos, pudo ver lo rota que estaba, y justo ahora, parece darse cuenta de todo el dolor que llevo acumulado en el pecho.

—¿Qué pasa, principessa?

Tomo una inhalación, apenas y puedo sostenerle la mirada porque no sé cómo decir lo que ocurrió, no sé cómo decirle que he perdido a nuestro bebé, no tengo idea de cómo mirarlo a la cara para confesarle que todos nuestros planes se han esfumado.

—Nada —trato de sonreírle —solo fueron días terribles.

—¿Qué pasó realmente, Bell?

El médico nos advirtió que tal vez podría presentar unos signos de pérdida de memoria leves, que sería normal por la cirugía, pero no esperaba tener que enfrentarlo tan pronto. En realidad, creo que nunca estaré preparada para decirle que perdimos a nuestro bebé, intento tantear el terrero, saber que es lo que su memoria tiene.

—¿Qué recuerdas?

Arruga la frente, la confusión se filtra en su mirada mientras vuelve a cerrar los ojos.

—La carrera de Las Vegas —susurra pero parece dudarlo —no...Sao Paulo. Yo... —cierra los ojos y deja de hablar.

—No lo sé en realidad, todo es...confuso.

Un desastre perfecto.(SL #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora