Alessio.
Con el último Gran Prix tan cerca, no tuvimos oportunidad de volver a Milán, así que volamos directamente al GP de Abu Dhabi. La presión cada vez es mayor al acercarse a la final y eso no ayuda a la tensa relación que mantengo con Max desde entonces.
Hamilton se ha dado cuenta de que algo ocurre, pero no ha decidido intervenir, lo que en realidad es algo bueno teniendo en consideración lo que ocurrió en la última carrera.
El embarazo de Bella avanza, y con eso también se presentan infinidad de síntomas que no estaban ahí las primeras semanas. He intentado estar tan al pendiente de ella como puedo pero ciertamente me gustaría hacer mucho más, como lo es por ejemplo, no someterla a la tortura de volar tantas horas con las nauseas que no la dejan tranquila.
Se supone que visitaríamos al médico en unos días, sin embargo, al no estar en casa tuvimos que recurrir a una medida imprevista y eso fue tener que encontrar un médico en Abu Dhabi, Molly y Mich ayudaron mucho en nuestra búsqueda, así que aquí estamos.
El medico nos explica todo lo que necesitamos saber, le detalla a Bell los posibles síntomas que puede tener y me alivio al escuchar que la anemia que padecía ya está controlada. Con tantos pendientes en la cabeza me preocupaba que Bell no estuviese demasiado preocupada por su condición, sin embargo, saber que ahora está muchísimo mejor, es un peso menos sobre los hombros.
Salimos del consultorio tranquilos, me inquietaba un poco la posibilidad de que ella estuviese en algún tipo de riesgo, y me alegra saber que pese a las semanas intensas que hemos tenido, ella y el bebé se encuentran perfectamente.
—¿Quieres que sea niño o niña? —pregunta mientras nos acomodamos en la mesa del restaurante que hemos decidido visitar.
Reservo mi respuesta cuando el mesero llega, nos deja los menús y se marcha diciendo que volverá en unos minutos por nuestros pedidos.
—No es algo de querer, en realidad —confieso —yo seré feliz siempre y cuando tengamos a un bebé completamente sano.
Sonríe, apoya los codos en la mesa y se inclina levemente hacia adelante, apoyando su mentón sobre las palmas de sus manos. Su cabello cae sobre sus hombros, las comisuras de sus labios revelan una sonrisa genuina mientras sus ojos adquieren una chispa de emoción.
—Si fuese un niño, seguramente tendría tu cabello —dice entrecerrando los ojos levemente —aunque quisiera que tuviese mis ojos, y que no le gustaran los autos porque contigo tengo más que suficiente.
Eso me roba una carcajada, mis hombros se sacuden ante la risa mientras niego, inclinándome hacia adelante también.
—Si fuese niña, me gustaría que tuviese tus ojos, definitivamente —confieso —exactamente iguales a los tuyos, de ese gris tan precioso que hechizaría a cualquiera que los mirase por más de un segundo. Y tu cabello, aunque no me molestaría si tiene algo mío, la nariz, por ejemplo, me han dicho que la tengo bastante bien.
Se ríe. Asiente y extiende la mano para dejar un toque sobre la punta de mi nariz.
—Nada mal —dice para molestarme —aunque también podría tener tu sonrisa, es preciosa.
—¿Mi sonrisa es preciosa?
—Pero claro —echa el cuerpo para atrás —cuando te conocí apenas y sonreías, y las pocas veces que lo hacía siempre era hacia mí. Así que me di la suficiente importancia para pensar que ese gesto, era especialmente para mí.
Los recuerdos vuelven, sintiéndose como una eternidad. Apenas han pasado unos pocos meses pero parece que ha sido toda una vida. No estoy ni cerca de parecerme al hombre que fui. Y no se está danto la suficiente importancia, nunca será suficiente para reconocer la importancia que tuvo, y que sigue teniendo en mi vida. No es posible explicar con palabras lo que ella ha hecho conmigo, como me ha cambiado hasta convertirme en el hombre que soy ahora.
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Un desastre perfecto.(SL #4)
RomanceElla, la princesa de la danza. Él, el rey de las carreras de autos. Dos accidentes. Dos sueños que amenazan con romperse. Un encuentro que parece unirlos. Bella Lombardi es la estrella del ballet, tan sublime y perfecta sobre el escenario, con una c...