Bella.
Alessio y yo no hablamos mucho luego de nuestra discusión, lo ha intentado, pero cada intento de conversación muere con mis monosílabos como respuesta. Solo me limité a mostrarme más amable antes de la carrera de Mónaco, porque evidentemente no podía dejar que subiera a un auto a conducir a cientos de kilómetros por hora, con la cabeza en otro lado.
—Prométeme que cuando la carrera acabe, vamos a hablar —me pide mientras se ajusta el traje.
—Solo ve y corre —y quiero añadir "y no le regales el puesto a Max otra vez", pero me contengo.
—Bella...
Extiendo el brazo que no está sujeto por el cabestrillo para alcanzar su hombro, me coloco en puntillas y dejo un rápido beso contra sus labios.
—Ve y gana —pido.
Suspira, sabe bien que nuestra "molestia", no ha acabado, pero no tiene más intentos de persuadirme, así que se inclina dejando un beso en mi frente, y luego se marcha.
Esta vez estoy en los Boxes, no me agradaba la idea de estar sola en las gradas entre tanta gente desconocida, así que decidí quedarme en un lugar familiar. Hamilton me entrega un asiento para que pueda estar cómoda, y tengo a un par de chicas que traen comida y bebidas.
—Al es el rey de la F1, así que serás también la reina aquí —bromeó cuando le dije que no eran necesarias tantas atenciones.
Le envío un par de fotos a Mateo, y acepto la videollamada que me hace en donde también está toda mi familia. Les muestro los alrededores, y Hamilton junto con el equipo de mecánicos saludan antes de que tenga que cortar porque la carrera va a comenzar.
Los nervios caen sobre mí cuando los motores rugen, dando inicio a la carrera. Al se mantiene en la delantera, sonrío levemente cuando lo noto conducir con su habitual estilo salvaje, su auto esquiva, acelera y alcanza con facilidad al auto de Jax, quien se mantenía en primera posición.
Retengo la respiración en las curvas, Alessio las toma a altas velocidades, las llantas chillan cuando frena en los momentos exactos, quedándose en la delantera. Mantengo mi atención en las pantallas, porque aun cuando quisiera ver los autos cruzar frente a los boxes, son apenas manchas de colores que cruzan a velocidad.
Hamilton les da indicaciones a ambos pilotos por la radio, trato de mantener a raya mi nerviosismo porque no creo que necesiten a una chica nerviosa mirando detrás de su pantalla e intentando escuchar lo que dicen por la radio.
Sonrío con satisfacción cuando noto que esta vez Al no parece tener intenciones de dejar que alguien gane, le cierra el paso al auto de Max un par de veces, y Hamilton los reprende diciendo que dejen de fanfarronear.
Curva tras curva, Alessio se mantiene en la primera posición, Max lo sigue de cerca incapaz de rebasarlo y eso solo me hace confirmar la idea de que, de no ser porque lo dejaron ganar, no hubiese conseguido el Prix de Hawái,
Cuando es el primero en pasar la línea de meta, todo el equipo lanza un grito emocionado. Yo también me entusiasmo tanto que salto de mi cómodo asiento, y corro hacia la gran pantalla en donde muestran a los pilotos bajando de los autos.
No oculto mi sonrisa orgullosa mientras miro la imagen de mi chico subiendo al pódium, como siempre, lanzan champán para celebrar en medio de fotografías y preguntas de la prensa combinadas con los gritos emocionados de los fans.
Cuando Al entra por los boxes, me olvido de la lesión de mi hombro y me lanzo contra él, me recibe y aferra el brazo alrededor de mi cintura. Huele a Champan y a su habitual colonia, cuando me aparto, noto los mechones de su cabello húmedos tanto por el sudor como por el licor que fue lanzado hacia los tres ganadores.
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Un desastre perfecto.(SL #4)
RomanceElla, la princesa de la danza. Él, el rey de las carreras de autos. Dos accidentes. Dos sueños que amenazan con romperse. Un encuentro que parece unirlos. Bella Lombardi es la estrella del ballet, tan sublime y perfecta sobre el escenario, con una c...