Bella.
El cuerpo de Alessio se tensa por una fracción de segundo cuando mis labios chocan contra los suyos, toma una inhalación y parece erguirse antes de que su cuerpo se relaje casi tan rápido como la tensión apareció.
Le toma un segundo rodearme la cintura y sostenerme cerca de él, sus labios se mueven junto con los míos con una sintonía perfecta, como si hubiesen sido diseñados para encajar a perfección.
Una corriente me recorre por completo, causa una revolución que no he sentido antes y crear un deseo de tener más de él, me coloco en puntillas, afianzando mis brazos a su alrededor y profundizando el contacto.
Se siente cálido, seguro. Hay una revolución en mi interior pero al mismo tiempo todo parece tener calma, algo ilógico, ¿cierto?
Nos apartamos con lentitud, después de mi pequeño impulso valiente, no me atrevo a mirarlo a los ojos. Es como si la ráfaga de valentía hubiese desaparecido dejándome ahora vulnerable y casi avergonzada.
—Bell —Alessio me toma suavemente del mentón y eleva mi rostro.
Lo que encuentro cuando lo miro me arrebata el aliento, tiene una sonrisa ladeada, un gesto que lo hace lucir muchísimo más atractivo y sexi. Sus ojos ahora lucen tan transparentes, tan calmados.
—Ese fue el mejor maldito beso de mi vida —dice ensanchando la sonrisa —¿qué pasa? ¿Has decidido guardar silencio?
Me aclaro la garganta y retrocedo un paso. Trato de recuperar mi valentía aunque ahora me encuentro demasiado desestabilizada como para conseguirlo.
—¿Ahora te queda claro que me agradas? —Alessio se ríe.
Da un paso al frente recuperando la cercanía y se inclina hacia mí.
—No me queda ni una sola duda —afirma —gracias por dejarlo en claro. Pero si lo dudo de nuevo, ¿volverás a besarme?
Es mi turno de reír, lo golpeo levemente en el pecho y sacudo la cabeza.
—Gracias por no dejar que me llevaran arrestado —dice luego de un corto silencio —y usaste el viejo argumento de que soy tu novio, ¿eh?
—Bueno, funcionó, ¿cierto?
Asiente, sus ojos vuelven a fijarse en mí, el color parece más nítido ahora.
—Bella...
—¿Sí?
—¿Puedo volver a besarte? —su pregunta me hace contener el aliento, mis ojos buscan los suyos tratando de ver si está hablando en serio, y cuando me fijo en sus ojos, solo encuentro una cruda sinceridad.
Él toma mi silencio como una respuesta afirmativa, acuna mi rostro entre sus manos, y es él quien me besa ahora. Ya no es un contacto suave, es uno feroz, uno que revela la necesidad contenida de ambos.
Todo en mi interior colapsa y parece como si hubiese sufrido una especie de trance porque mi mente queda en blanco, solo puedo concentrarme en sus labios, en su sabor, en la manera en la que parece ser un experto en lo que hace.
Nos apartamos cuando el oxígeno es insuficiente y nuestras respiraciones se han alterado levemente. A pesar de que ha dejado de besarme, no me suelta, sus brazos me rodean la cintura y me mantiene contra su pecho.
—Me has hechizado desde el primer momento en el que te vi —confiesa.
—No mencionemos ese primer encuentro, por favor —pido ladeando la cabeza —¿estás bien?
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Un desastre perfecto.(SL #4)
RomanceElla, la princesa de la danza. Él, el rey de las carreras de autos. Dos accidentes. Dos sueños que amenazan con romperse. Un encuentro que parece unirlos. Bella Lombardi es la estrella del ballet, tan sublime y perfecta sobre el escenario, con una c...