18.- Una mirada para reconocer el amor.

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Bella.

La música se cuela por mis oídos, observo mi reflejo en el espejo mientras sigo la secuencia de los movimientos, mis manos se mueven con gracia, mis pies parecen tener vida propia realizando los movimientos, me muevo por la sala de baile, me sostengo en puntas mientras elevo la otra pierna hacia afuera, extendiéndola hacia atrás y arqueo la espalda levemente llegando a la posición perfecta.

—Excelente —escucho la voz de Diane —ahora el Grand battement.

Sigo la indicación, elevo la pierna con fuerza y la sostengo extendida por un par de segundos antes de bajarla y acabar con un Tendu, el gesto satisfecho de Diane me hace sonreír.

—Parece que no has perdido tu magia —dice mi entrenadora —tan excepcional como siempre.

Tomo una inhalación mientras muevo el cuello estirando los músculos. Mi cuerpo poco a poco parecía adaptarse a la fuerza de los bailes y a las rutinas de ensayos. La recomendación del médico fue que lo suspendiera si comenzaba a sentir que es demasiado para mi tobillo, pero hasta ahora, creo que está mejor que nunca.

—Mañana comenzaremos a ensayar las coreografías en parejas —Diane parece entusiasmada —estoy segura de que Pol estará entusiasmado de volver a bailar contigo.

No puedo evitar sonreír, Pol había estado ensayando solo también, Diane había dicho que quería que nos concentráramos en nosotros antes de volver a ensayar como pareja, pero tras un par de semanas, creo que ha decidido que tenemos suficiente.

Mentiría si dijera que eso no me emociona, mi cuerpo se siente como dotado de las energías de las cuales había sido privado luego de mi lesión, y me siento tan aliviada de que mi cuerpo parezca aún adaptado a las exigentes rutinas.

—Ve a casa por hoy —dice —mañana será un día largo de ensayos y necesito que estés con las energías por los cielos.

—Sabes que eso no significa un problema para mí —le recuerdo —nos vemos mañana, Diane.

Voy por mis cosas, considero tomar una ducha justo ahora pero creo que será mejor si lo hago llegando a casa. Cuando tengo todo en mi bolso, salgo de la academia mientras le envío un mensaje a Alessio informándole sobre que he acabado por hoy.

El también estaba ocupado con sus entrenamientos, Hamilton quería que corriera en las carreras de clasificación, él no parecía demasiado seguro de eso pero supe que no se negaría. Así que lleva días acudiendo al autódromo para poder adecuarse de nuevo a su viejo estilo de conducción.

No puedo describir exactamente que es lo que siento cuando lo miro hablar emocionado de como le fue en el día. Alessio solía sonreír, pero cuando habla de las carreras, su rostro adquiere un brillo especial, como si fuese un gesto que solo aparece cuando habla de aquello que le apasiona. Y lo entiendo mejor que nadie, porque es exactamente lo que me ocurre cuando hablo del ballet.

Alessio: He terminado con Hamilton por hoy, ¿te apetece tomar algo?

Bella: Me encantaría, solo tengo que ir a casa y darme una ducha.

Alessio: Te recojo en una hora, te quiero.

Sonrío como una chiquilla enamorada ante la pantalla del celular, aún cuando soy consciente de como luzco, sacudo la cabeza y muerdo mi labio inferior. Parece que con Alessio descubro una faceta mía que ni yo misma conocía, como si fuese una Bella distinta, una que tiene sonrojos y que se descubre a si misma sintiéndose nerviosa frente a su novio.

Mi auto está estacionado en el lugar de siempre, le quito la alarma y abro una de las puertas traseras lanzando mi mochila al asiento. Me ajusto la coleta y me acomodo la sudadera que traigo encima del top de entrenamiento antes de deslizarme al interior del auto.

Un desastre perfecto.(SL #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora