Alessio.
El teatro de la Scala está a su punto máximo, hay una innumerable cantidad de espectadores que aguardan por la aparición del mágico cuerpo de Ballet. Esta es una de las últimas presentaciones anuales, por lo que la afluencia de visitantes es muchísimo mayor.
Toda la familia ha venido para ver a mi esposa en el escenario, desde que Bella fue nombrada primera bailarina, se ha adueñado de cada presentación. Ella es completamente mágica, y tan cautivante.
Creí que con el embarazo de Nicholas se apartaría por completo del Ballet, y aunque es algo con lo que nunca estuve completamente de acuerdo, lo respeté. Pero supe, en el instante en el que se pasaba horas en la sala de ensayos de nuestro hogar, que mi principessa nunca abandonaría su sueño.
Y no me equivoqué, porque Bella ha conquistado cada escenario, a cada espectador, y cada día parece brillar muchísimo más.
—¡Es mami! —sonrío cuando Nicholas reconoce a su madre. A sus dos años, ha comenzado a hablar con una fluidez que nos sorprende, aunque realmente es adorable escucharlo hablar y pronunciar otras palabras que apenas entendemos.
—Si, Piccolo —acaricio su cabello —¿en dónde está?
—¡Ahí! —señala justo al frente.
Mi sonrisa se hace un poco más grande cuando mi atención pasa a Bella, se mueve con gracia, con un infinito encanto que te deja absorto. Bella sobre el escenario es cautivante, sus brazos se mueven como si flotaran, con una gracia y elegancia envidiable.
Las expresiones de su rostro son tan cautivantes que por un instante, me siento hechizado por ella. Tengo muchas cosas favoritas de mi esposa, pero verla bailar, verla moverse con un encanto sin igual... podría pasar cien años mirando y no cansarme nunca.
Al inicio dijo que estaba preocupada por haber pasado poco menos de dos años alejada de la danza, pero fue cuestión de meses para que volviera a ser tan brillante como siempre ha sido. El Ballet siempre ha formado parte de ella, quitárselo...es como si perdiera una parte de su propia esencia.
Bella ama el Ballet, y yo...joder, yo la amo a ella.
Nicholas mira absorto a su madre, a pesar del maquillaje, el traje y el peinado, aún la reconoce. Y probablemente el ama tanto ver bailar a su madre como yo.
Creí que la maternidad sería complicada al tener que compaginarlo con su carrera, estuve dispuesto a tomarme un par de temporadas para que ella pudiera disfrutar del sueño que yo viví mientras ella estaba al pendiente de nuestro hijo, pero Bella se rehusó.
Y ha encontrado la manera perfecta de estar con nosotros, y continuar con la danza. Nicholas la acompaña muchas veces al estudio, Guila incluso dice que nuestro bebé es la alegría del estudio, y ha sugerido que tal vez podemos inscribirlo a los programas de baile para infantes.
Aunque lo hemos considerado, Bell dice que debemos darle oportunidad de elegir por él mismo cual es su pasión.
Los actos pasan, uno tras otro, Bella entra y sale de escena y en todas ellas sigue tan cautivante como desde el inicio. Con sus santos con la manera en la que es atrapada por sus parejas de baile me hacen considerar si someternos a tanta tensión es sano.
Cada que se eleva por los aires sin perder la gracia, como salta y gira, y se lanza con la confianza ciega hacia su pareja de baile me ocasionan micro infartos que creo que pueden acabar conmigo, pero al final, tal y como siempre...ella lo hace tan increíble y magnifico.
Nicholas ya se ha aprendido la rutina, sostiene una de las flores que le he dado del ramo mientras se aferra a mi mano y atravesamos los pasillos hasta donde se encuentra todo el cuerpo de Ballet.
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Un desastre perfecto.(SL #4)
RomanceElla, la princesa de la danza. Él, el rey de las carreras de autos. Dos accidentes. Dos sueños que amenazan con romperse. Un encuentro que parece unirlos. Bella Lombardi es la estrella del ballet, tan sublime y perfecta sobre el escenario, con una c...