33.- Vuelve conmigo

16.2K 1.4K 213
                                    

Alessio

Bella no quiere hablar conmigo, y he descubierto que su silencio, es el método de tortura más eficaz que puede emplear. He intentado darle su espacio, he tratado de que comprenda que deseo estar a su lado, apoyarla aún cuando su decisión me está rompiendo el corazón.

El Grand Prix es pasado mañana, tendremos que tomar un vuelo en cinco horas, y lo que menos quiero es marcharme. Pero parece que ese es el camino que tengo que seguir.

—¿Por qué Bella no viajará contigo esta vez? —la mirada curiosa de mi hermana me hace sentir incómodo, no me gusta la manera en la que me observa, como si quisiera saber todo lo que pasa por mi mente.

—No se siente muy bien últimamente —mascullo sin mirarla, fingiendo que sus cortes en la verdura son lo suficientemente interesantes como para mantener mi atención.

—¿Cómo debo de sentirme que me invites a tus carreras solo porque tu novia no irá contigo?

Sé que está bromeando, pero escucharla preguntar eso hace que un pinchazo se clave en mi pecho. Bell siempre se mostró interesada por mis carreras, por lo que hacía. Tenerla en las gradas o en los boxes hacía que me sintiera tan feliz porque tenía apoyo, porque ver su sonrisa orgullosa y su mirada iluminada mientras viene a recibirme es mucho mejor que ganar cualquier trofeo.

Ahora...ahora apenas y me mira. No hemos hablado mucho desde nuestra discusión, intento estar al pendiente, saber si necesita algo, cualquier cosa, pero es como si ella no tolerara ni siquiera mi cercanía. ¿Qué se hace ante algo como eso?

—¿Al? —Marce chasquea los dedos frente a mí —¿está todo bien?

—Sí —finjo una sonrisa —lo siento, me distraje.

Su ceño se frunce, deja a un lado el cuchillo y sé que se ha dado cuenta. No puedo mentirle a la persona que mejor me conoce, a la mujer que ha visto todo de mí, es imposible.

—Habla —pide y aunque su voz brota con autoridad, aún hay ese tono preocupado en su voz.

Me lo pienso, no he hablado con nadie sobre el embarazo de Bell, los amigos más cercanos que tengo son Jax y Noah, y realmente no sé si es buena idea compartirles que mi novia planea abortar a nuestro bebé. Pero no hablarlo me está volviendo loco, es como si estuviese tratando de cubrir el sol con uno de mis dedos.

Así que al final cedo, tiro de una de las sillas causando que el metal chirríe contra las losas. El peso de las palabras no pronunciadas cae sobre mí, ha sido una lucha interna en la que he tratado de ignorar mis deseos y sentimientos y al final estos han terminado por desbordarse.

—Bella está embarazada —suelto las palabras sin dudar, por un microsegundo, la emoción se filtra en el rostro de mi hermana, sin embargo, desaparece casi tan rápido como llegó.

—Deduzco que eso no es algo por lo cual deba emocionarme —dice cuidadosamente.

—Ella no quiere tener al bebé —las palabras queman al ser pronunciadas, todo mi cuerpo se tensa, el dolor agudo en el pecho regresa y me aprieta tan fuerte consiguiendo que mis ojos se humedezcan.

Maldigo, bajo la vista mientras intento no romperme delante de mi hermana.

—Oh, Al.

—Y sé que no puedo obligarla, Marce —sacudo la cabeza —no puedo hacerle eso, no me perdonaría a mi mismo el obligarla a tener a un bebé al cual no amará. Y desearía no quererlo tanto, desearía sentirme ajeno a la vida que crece dentro de ella porque así no me importaría un carajo lo que Bell haga. Pero no puedo, y me repito a mi mismo que estaré bien pero...

Un desastre perfecto.(SL #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora