28.- El peso de una promesa

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Alessio.

Tener un breve descanso de los viajes de las carreras se siente como la gloria, estar viajando de ciudad en ciudad por diferentes países es increíble pero también tan agotador. Pasé casi un mes viajando y no quiero pensar en la cantidad de tiempo que estaré lejos cuando el Gran Premio de Italia se acerque.

Por ahora, tengo el alivio de que las siguientes carreras se llevarán a cabo en Italia, con lo que mis tiempos de viaje se verían reducidos.

Y claro, eso me da tiempo de asistir a las presentaciones de mi chica.

—Espero que hayas cuidado bien de mi hermana —Jacob se coloca a mi lado en los asientos del teatro.

Hoy se llevaría a cabo una pequeña presentación, no es de una gran audiencia pero si la suficiente como para llenar uno de los teatros populares de Milán.

Deslizo mi atención al chico rubio que me observa con los ojos estrechados.

—Comienzo a creer que realmente tienes un serio problema conmigo —expreso —llevo meses saliendo con tu hermana, ¿crees que no voy a cuidarla?

—Bueno, ha habido idiotas que salen años con ellas y aún así no se tientan el corazón para lastimarlas —dice con una sonrisa que está lejos de ser amable.

—Escucha, ya me quedó bastante claro que si llego a ser lo suficientemente idiota como para lastimar a Bella, o me atraviesas el pecho con una de tus espadas de esgrima, o me rompes la cara. Lo tengo, en serio, no tienes que repetirlo.

Jacob permanece en silencio, lo que me da pie para continuar.

—Además, tu hermana quiere que seamos amigos —me encojo de hombros —¿crees que eso pueda ser posible?

—Si, bueno, creo que no es una idea tan mala.

—Jacob comportándose amable —Lía, como recuerdo que se llama una de las hermanas de Bella, nos observa con diversión —es un milagro.

—Mejor no molestes, Li —dice Jacob rodando los ojos.

Sonrío y sacudo la cabeza, luego ellos se enfrascan en una discusión en la que no planeo intervenir.

—Son así todo el tiempo —Antonella les lanza una mirada divertida —deberás tener mucha paciencia si tienes planes de formar parte de esta familia.

—Creo que la paciencia es una de mis mejores cualidades —admito con una sonrisa.

Nuestra conversación se corta por la música que indica que la función está a punto de comenzar, todos nos acomodamos en nuestros asientos y fijamos la vista al frente. Mi atención pasa por completo a la chica que aparece, mi sonrisa se ensancha y tengo que obligarme a mi mismo a comportarme para no gritar y apoyarla desde mi asiento.

Esta vez no baila con Pol pero parece igual de cómoda con su pareja de baile, me mantengo absorto, mirándola danzar y hacer los movimientos con una gracia y elegancia que me mantienen casi hechizado.

Se ve tan perfecta, parece conocer bien su espacio, cada centímetro parece estar en su memoria, sus pasos, saltos, todo es perfectamente calculado.

Bella le hace honor a ser llamada "la princesa de la danza", la gracia y perfección que desprende estoy seguro de que no es tan fácil de conseguir. Creo que la misma clase de nervios que siento cuando la lanzan por los aires, es lo mismo que ella experimenta en mis carreras, no me doy cuenta de la manera en la que mis manos se aferran a los costados de mi asiento cuando ella salta, y solo me relajo cuando su pareja la atrapa en el momento exacto.

—No creo que sea bueno para la salud que casi sufras infartos demasiado seguidos —bromea Jacob.

—Sí, debería ser ilegal causar este nerviosismo —concedo y eso lo hace reír.

Un desastre perfecto.(SL #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora