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Gracias a Dios Henry no la notó al salir, por lo que asomó lentamente su cabeza desde la orilla de la puerta.

–¿Luz...?

–¿Ajá? – respondió aún escuchándose molesta.

–Venía del baño y- no pude evitar pues, escuchar lo que dijiste.

La muchacha le dió la cara rápidamente, lucía estresada, y la tomó del brazo para que entrase a la habitación.

–¿Qué diablos estás haciendo?

Luz cerró la puerta tras de ella, en la cual terminó recostándose.

–Amity, – ninguna de las dos apartaba la mirada, se encontraban en shock, en especial la pelipúrpura por estar de repente en la pequeña habitación – ¿qué oíste exactamente?

–No te preocupes por eso, yo-

–Lo que sea que escuchaste no estoy segura, ¿ok?, yo solo lo dije porque estaba molesta.

La chica caminó lentamente hacia ella, causando que Luz se pegara más de la puerta, aún con las manos en el llavín.

–¿Hablas de que eres bi o de que querías romper con él hace tiempo?

Los ojos de la morena estaban abiertos a más no poder.

–Escuchaste más de lo que creí...

Estaban a centímetros la una de la otra.

–Me preocupé con los gritos, lo siento.

–No, no, está bien.

Amity movió una de sus manos y la levantó hasta su rostro, mas nunca lo tocó, simplemente terminó alejándola con la misma delicadeza.

–Yo, pues, debería irme.

–Claro.

Luz se movió con rapidez de la puerta.

–Gracias, – dijo a la vez que la veía girando la manija – por preocuparte y eso.

–De nada, – le sonrió – yo no suelo preocuparme por estudiantes más jóvenes pero...

–¿Te caigo bien o algo?

Una risita se escapó de sus labios ante la repentina pregunta.

–Olvídalo.

Agitó su mano despidiéndose y salió de la habitación, cerrando la puerta consigo.

Luz no podía creer que una chica como Amity le estuviese prestando atención. Nunca fue muy popular en la escuela, la llamaban un sinfín de nombres por vestirse, peinarse y expresarse como quería.

Entre los adolescentes la libertad no era muy bien vista, al parecer.

Al llegar a la universidad consiguió novio, lo cual nunca se imaginó que ocurriría en primer lugar, y ahora una chica que es literalmente una diosa sabía de su existencia.

Oh no.

No solo eso.

La perfecta Amity Blight, de alguna forma, se preocupaba por ella.

¿Acaso era esta una extraña y cruel broma del universo? Porque si era así, en verdad, no le daba gracia.

A partir de ese momento no dejaba de pensar en la chica mandona que se invitó a su vida.

Un golpe de suerte [Lumity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora