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A Luz Noceda no le gustan las fiestas.

Todos creen que es rara por ello.

"La gente de tu edad va a fiestas"

"Las chicas de tu edad son más femeninas"

Eso le repetían sus tías chismosas.

Estaba harta, y sí tiene 19 años, pero se siente incómoda al salir, ¿por qué no podía simplemente quedarse en la comodidad de su dormitorio escuchando música o viendo una película con su novio?

O sea, no tiene el más mínimo sentido que aquello se considere extraño.

Y aún así allí está, en una fiesta en la que la gente te golpea al pasar a tu lado y la música no te deja entender lo que sale de la boca de nadie.

Henry, su novio, hablaba con uno de sus amigos mientras la tomaba de la cintura y le pasaba una bebida.

–¿Qué es?

–Cerveza. – respondió con una sonrisa para continuar su conversación.

Luz miró a su al rededor y vio una puerta corrediza que llevaba al patio, necesitaba salir de allí.

–Amor, iré a tomar aire fresco, ¿bien?

Asintió y le clavó un beso en la frente.

–Saldré enseguida. – aseguró él.

Esquivó a varias personas en el camino pero, justo cuando iba abrir la puerta, chocó con una chica peculiar.

–¡Oye! – gritó la muchacha al sentir la cerveza fría en su piel.

–¡Ay Dios mío, disculpa! – le respondió Luz.

Ella se acercó a su oreja.

–Al menos ayúdame a limpiarme.

La morena asintió, por lo que la chica la tomó del brazo y la guió al baño.

Al entrar le puso el seguro a la puerta y se quitó el top sin mangas que llevaba, causando un sonrojo en Luz.

–¿Cómo te llamas? – preguntó mirándola a los ojos por primera vez.

–Luz, yo, mm-

–Bien Luz, ahora vas a limpiar mi top mientras yo me quito el olor de cerveza de encima, ¿qué tal?

–Ajá. – dijo sin despegar la mirada de ella.

Es que la muchacha parecía una diosa, con una piel perfecta, pelo largo sedoso color morado, y un cuerpo esbelto.

–¿Hola? – chasqueó los dedos frente a su cara – Mientras más rápido terminemos aquí mejor.

Luz volvió a asentir.

No tenía razón para estar nerviosa.

Respiró profundo.

–Y, ¿cuál es tu nombre?

La pelipúrpura la miró en el reflejo del espejo.

–¿Por qué te interesa saberlo?

–No lo sé, es que ya sabes el mío, supongo que sería justo que yo también sepa el tuyo, ¿no?

–Buen punto linda, – se dio la vuelta – me llamo Amity Blight.

De repente se escuchó cómo alguien tocaba rápidamente la puerta.

–Ugh, ¡ya vamos! – gritó Amity a la vez que le arrebataba su top a Luz y se lo colocaba.

Al salir ambas se encontraron con Henry.

–¿Luz?

–¿Qué pasó?

–¿Qué hacías en el baño con esta?

–¿Disculpa?, – respondió Amity dando un paso adelante – ¿quién te crees que eres para referirte a mí de esa forma?

–Soy el novio de Luz, y te advierto desde ahora que ella no es como tú.

Ella solo se rió a lo bajo y se dirigió nuevamente al patio.

Al acabar la fiesta Luz se subió al auto con Henry para que la llevase a su cuarto en el campus.

Se veía molesto.

–¿Henry...?

–¿Qué hiciste con ella en el baño?

–¿Es en serio? – él la miró con rabia – ¿Qué diablos haría con ella? Literalmente lo único que hice fue derramarle mi bebida encima e ir a ayudarla al baño.

Él apretó las manos en el volante.

–Ten cuidado con ella.

–¿Y eso por qué?

–Porque es lesbiana.

Luz lo miró con la boca abierta unos minutos.

–¿Y?

–¡¿Y?! Luz-

–Luz nada, ¿acaso estoy saliendo contigo siendo un homofóbico de mierda? Dios mío, me voy a ir en autobús.

–No, por favor, no hagas eso.

–Hago lo que quiera, piensa tus palabras y, mientras tanto, terminamos.

–¡¿Qué?!

–Lo que oíste, eres demasiado inseguro, al principio no le daba mente, pero ahora te estás pasando.

Luz se quitó el cinturón de seguridad y salió del carro.

Hacía frío, mas aún así caminó hasta la parada de autobús.

Estaba molesta porque, aunque no sabía exactamente cómo definir sus sentimientos, ella siempre cuestionó su sexualidad, y que la persona a la que más amaba en el mundo se atreviera a decir algo así le dolió mucho.

Al fin y al cabo, esas cosas pasan.

Un golpe de suerte [Lumity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora