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Amity y Luz llegaron a la casa de Eda.

La pelipúrpura miró a su novia y se le escapó una risita, estaba discutiendo con su madre por teléfono.

–Ya llegamos Eda, que les vaya bien en su viaje, si este tipo no me abre la puerta te advierto que no le volveré a hablar.

Colgó el teléfono.

–¿Hunter está aquí?

–Sí, esperemos que se le haya pasado.

–A ti no se te ha pasado.

Tomó la mano de su novia y entrelazó sus dedos.

–Shh, eso no es importante.

Ambas se rieron.

Luz tocó la puerta y, para la sorpresa de nadie, abrió Willow.

–Hola chicas. – sonrió.

–Hola Llow. – saludó Luz.

Amity solo agitó su mano.

–Hunter no quiere verte.

–Ja, no me importa, iremos a mi cuarto, no destruyan la casa.

Subieron las viejas escaleras de madera, escuchando un crujido con cada paso. Entraron a la antigua habitación de Luz y soltaron sus bolsos.

La muchacha suspiró y se arrojó a la cama, para después levantar los brazos y hacerle señas a su novia para que fuera a abrazarla.

Amity se acercó y se hundió entre sus brazos.

Se miraron con dulzura para después besarse.

–Odio pelear con él.

–Lo sé, te entiendo. – se acurrucó más sobre Luz.

–El tipo quiere drogarse hoy, tenía que estar aquí, me siento responsable de protegerlo.

–Hey, solo no lo entiende, pero al menos estás acá para él.

Luz asintió.

Amity subió a horcajadas sobre ella y la besó, tomando su cara entre sus manos.

Su novia enredó sus brazos en su cintura y la pegó a su cuerpo.

–Ew, al menos cierren la puerta. – dijo Hunter, que estaba de camino a su cuarto.

Las chicas se separaron, mas permanecieron en la misma posición.

–¿Podrías cerrarla tú?

Él dejó escapar una risita.

–¿Así planeabas cuidar la casa?

–¿Tú no te ibas a comer una vaina de marihuana?

La puerta se cerró con fuerza.

Amity no pudo evitar reírse.

–¿En serio lo vas a seguir molestando? Es inofensivo.

–Lo sé, pero ya que está molesto me divierte.

Volvieron a unir sus labios. Era un beso profundo, y a la vez muy suave.

Luz metió una de sus manos por debajo de la blusa de su novia, quien se pegó más a ella por instinto.

Por otro lado, Hunter volvió a bajar las escaleras para encontrarse con Willow. Estaban viendo una película, mas la habían puesto en pausa por lo que la encontró utilizando su teléfono.

Se sentó junto a ella y la besó.

–Mira lo que traje amor. – dijo mientras le mostraba la bolsa.

Willow sonrió.

–Bien, pero, ¿estás seguro de que quieres hacerlo?

–Claro, ¿por qué no?

–Es que todos reaccionan diferente, por ejemplo a mí solo me da mucho sueño, pero a Luz la puso paranoica.

El muchacho cambió su mirada de curiosidad a una molesta.

–¿Luz lo ha hecho?

–¿Sí...? Lo probamos juntas en secundaria.

Hunter se levantó y subió las escaleras.

Willow corrió tras de él.

Se detuvo frente a la puerta de Luz.

–¡Luz Fernanda Noceda!

–¡¿Qué quieres?!

–¡¿Cómo es eso de que probaste marihuana con Willow?!

Todo se quedó en silencio, pero finalmente se escucharon unos pasos hasta que la puerta se abrió.

–¿Por qué le dijste Willow?

–No sabía. – respondió apenada.

–Soy mayor que tú, no sé porqué me proteges tanto.

–Porque fue una muy mala experiencia, ¿ok? – suspiró – Si quieres hacerlo no te detengo, pásenla súper, pero eso no quita que quiera estar aquí por si no lo pasan bien y así poder ayudar.

Oh.

Luz se cruzó de brazos.

–¿Verdad que tiene lógica?

–Sí...

–Bien, bebé adulto, déjame en paz, yo-

–Ajá, lo sé, – dijo mientras se daba la vuelta – no tienes blusa, sigan.

Luz miró su cuerpo y se cubrió la cara con las manos, para luego cerrar la puerta lentamente.

Un golpe de suerte [Lumity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora