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Hunter llegó al cuarto de Luz y se detuvo ante la puerta. Después de analizarlo un momento la tocó.

Su hermana la abrió prácticamente al segundo.

–Oh, hola Hunter, – se recostó del marco de la puerta – ¿qué te trae por acá?

–¿Entonces vas a cuidar la casa el fin de semana?

Luz lo miró confundida.

–Supongo.

–No lo hagas.

–¿Y eso por qué?

El muchacho se sonrojó.

–¿Qué te importa?

La chica enderezó la espalda y lo miró molesta.

–¿Sabes qué? Tienes razón, no me importa.

Suspiró.

–Gracias.

–Voy a ir igual. – se cruzó de brazos.

–¡Luz!

–¿Qué? Hice un compromiso con Eda, no me interesa.

–Yo cuidaré la casa, no te necesito.

Luz se rió.

–Sí, claro.

–¡Soy mayor que tú!

–¿Y?, literalmente me llevas un año y medio, soy más madura que tú al fin y al cabo.

–Eso no es verdad.

–Claro que sí.

Hunter se pasó las manos por el pelo, se sentía algo desesperado.

–Mira, solo quiero ese favorcito.

–Bien, y yo quiero una explicación.

Ella lo miraba con atención.

–No me juzgues, ¿ok?, pero... – jugueteó con sus manos – quería que Willow se quedara conmigo.

–¿Entonces?, Amity se va a quedar conmigo, no importa.

–¡¿En serio?!

–¿Sí...?

–¡Eda me dijo que "nada de Willow"!

Luz volvió a reír a carcajadas.

–La traumatizaste.

–Bien, pero igual no vengas.

–¡¿Pero que te pasa conmigo?!

–Entremos y te explico.

La chica se dió la vuelta molesta y se adentraron en su cuarto.

–¿Van a hacer algo ilegal o qué?

Hunter se quedó boquiabierto.

–No, – una risa sarcástica salió de su hermana – ¿qué diablos van a hacer?

–Solo íbamos a comer brownies mágicos, nada fuerte.

La morena se tocó el puente de la nariz.

Lucía irritada.

–Mira, eso solo me da más razones para ir, ¿qué te pasa por la cabeza? – dijo a la vez que le metía un golpe en el brazo.

–Ouch, – se acarició el lugar afectado – es inofensivo, Willow lo ha hecho cientos de veces.

–No importa. – colocó un dedo en el centro de su frente, sin ninguna explicación.

–¿Por qué haces eso?

–Voy a ir, fin de la historia.

El muchacho se dio la vuelta enojado.

–Te odio.

–¡Yo igual!

La puerta se cerró tras de él.

–Idiota. – dijo Luz para sí misma.

Volvieron a tocar la puerta.

–¡¿Qué?!

–Oh, ¿vine en un mal momento?

–Amity, – su expresión se suavizó – lo siento, acabo de pelear con Hunter.

–Sí, eso vi, lo noté arrastrando los pies mientras salía de acá.

La morena se tiró sobre su cama y cubrió su cara con una almohada.

–Lu, tranquila, ¿quieres hablar de eso?

Se levantó rápidamente y apoyó su cabeza del hombro de Amity.

–Sí, por favor.

Un golpe de suerte [Lumity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora