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Castigo a Naberius

Resumen 

Iruma sabiendo el destino de Kalego al llegar con su clan quiso ir a rescatarlo. Todos los que le rodean le advierten del peligro que corre al siquiera pensar en desafiar a un clan como Naberius, ningún demonio se atrevería a hacerlo.

Pero Iruma no es un demonio, es un humano, uno con deseos de venganza.

Advertencias

· +18 (No sexual)

·OC (cambio en la actitud y personalidad de los personajes)

· Iruma Yandere

· Shipp KalegoxBalam

· Transcurre durante su tercer año

· Mención de tortura, sangre, heridas y lenguaje sensible

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Cuando Kalego despertó le tomo mucho tiempo entender lo que estaba pasando, el dolor le nublaba su mente al igual que los residuos de miedo que aún permanecían en su sistema. A pesar de no poder moverse mucho logro ver que a su lado estaba Shichiro durmiendo en una posición que seguro tendrá repercusiones en su espalda y cuello, allí estaba su compañero de trabajo y amante.

De pronto todo volvió a su cabeza y sintió ganas de vomitar, aun así, su adolorido cuerpo no le permitió moverse.

Su pareja, que incluso en sus sueños pareció detectar su estado de pánico, despertó y con toda la delicadez que pudo lo acuno en sus brazos para darle un gran abrazo, el gran demonio comenzó a llorar y temblar— Kalego...eres un idiota, pensar que porque unos terroristas se infiltraron en Babyls era tu culpa es sin duda lo más estúpido que has pensado y dicho hasta ahora, eso junto al hecho de aceptar esa maldita regla de su familia por "fallar" tu misión —le dijo con tono lloroso, filtrando un poco de molestia en sus palabras— Pero eso no supera el maldito intento tuyo de romper conmigo, te conozco lo suficiente para saber lo que harías para protegerme de tu clan, pero aun así eres un completo imbécil por pensar que por tu jodida familia te ibas a deshacer de mi tan fácilmente, nuestros compañeros y la clase anormal piensan igual, tan pronto te vean no dudaran en darte el regaño de tu vida —comento mientras acariciaba con mucho cariño la cabeza del demonio guardián, un hipido se escapó de su garganta— Estas vivo...estoy tan feliz...te amo... —el demonio gárgola comenzó a murmurar muchas cursilerías llorosas, que incluso lograron dejar un tono rosa suave en las mejillas del peli morado mientras devolvía el abrazo entre las lágrimas de alivio que no supo que estaba soltando.

Las vivencias infernales de IrumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora