EL DESAYUNO 16

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Me despierto porque hay mucho ruido, se escuchan risas, entro al baño, hago mis cosas, me quedo en pijama, la cual es un conjunto de batica de seda corta que casi no cubre nada, pero así las uso en mi casa no me coloco la otra por encima porque solo están mis padres y mi hermano.

Llego al comedor y mi sorpresa es que esta Alessandro conversando con mi padre y mi hermano demasiado a gusto, en eso mi padre me ve y dice—, buenos días mi niña, ¿cómo amaneces?, estoy por responder cuando Alessandro voltea y me mira de una forma como si me quisiera quitar la ropa aquí mismo.

Mi hermano llama mi atención abrazándome y digo como te extrañe. Luego llega mi madre con el desayuno y Alessandro se levanta a saludarme y me da un beso que me deja sin aire mientras me agarra firme de la cintura, me coloco roja como un tomate viendo a mis padres observar esta escena.

Digo, voy a cambiarme, no esperaba que tuvieras aquí, Él me observa y dice—, no lo hagas, al final serás mi esposa y es normal que te vea así, ¡soy tu prometido después de todo!—, esas palabras me molestan mucho, pero debo guardar las apariencias por mi familia.

Me abre la silla que está a su lado y comienza mi mamá a preguntar—, ¿cuándo será la boda?—, yo me ahogo con el jugo y todos me observan, les digo que estoy bien.

Alessandro dice que —, quiero que la boda sea en 4 meses, que es navidad y quiere que sea nuestra primera navidad como esposos—,

Yo lo observo muy enojada y él solo sonríe, mi mamá se pone como loca a decir que hay que correr con los preparativos y él le dice—, tranquila suegra, vamos a contratar una organizadora, ya que no quiero que mi hermosa se estrese con todo. Solo que decida lo que le gusta y lo que no—,

Yo le susurro, ¡no me gusta nada empezando por un prometido que no escogí y menos una boda que no quiero!—,

Él susurra lástima querida, ya deberías estar acostumbrada, te lo dije hace un tiempo, serás mi esposa, la madre de mis hijos y esa es mi última palabra—,

Mi papá nos interrumpe diciendo que se quede el resto del día para hacer una barbacoa, pasar el día en la piscina y mi hermano le dice yo te presto ropa para cambiarte.

Yo estoy molesta, pido permiso y me retiro a mi habitación entro y me tiro a la cama enojada, golpeo la almohada, este imbécil ya se adueñó de mi vida, de mi familia. No lo soporto algo, tengo que hacer si él cree que seré fácil, está equivocado, haré de su vida un infierno, de ahora en adelante jugaré mis cartas a ver que tan dispuesto está por seguir con esto.

Me cambio y bajo con un biquini bien pequeño, al ver su cara casi muere mi hermano le dice—, ¡mi hermana te trae soltando la baba!—, le guiño un ojo y entro a la piscina, luego se une mi hermano, pasamos un buen rato jugando los dos y platicando.

Siento unas manos en mi cintura, volteo y es él sin camisa, con ese cuerpo de infarto y dice a mi oído—, ¡ese maldito traje de baño me está matando!—, yo contesto inocente porque si es de los más simples que tengo y Alessandro contesta —, agradece que está tu familia si no te hago mía aquí mismo—,

Sueña, me podré casar contigo, ¡pero no me tocas ni un cabello! Él se ríe y me dice —, ¡ya estoy tocando más que eso! —, Me suelto molesta de su agarre y me salgo de la piscina.

Suena el timbre, voy a abrir la puerta, es un delivery con un pedido de cervezas y otras cosas que habían solicitado el hombre, dice—, hola hermosa, guao a ti te dejo la compra gratis—, yo le sonrió y le digo así le dices a todas tus clientes, en eso escucho una voz decir —,

¡Mi mujer no necesita nada gratis, me tiene a mí para darle todo!—, me coloca detrás de él y dice —, ¿mi amor puedes pasarme mi billetera para cancelarle al caballero?—, me doy la vuelta y en eso viene mi hermano dice que él cancela que vaya adentro.

Entro molesta porque son unos trogloditas los dos no soportan ver que un desconocido me alague cosas de machos alfas. Me voy a la cocina ayudar a mi madre y así transcurre el día mi papá, mi prometido y mi hermano ya están tomados y cantando Vicente Fernández a todo pulmón. Yo no paro de reír el señor Alessandro tomado, es toda una cajita de sorpresa, grita que me ama, me dedica canciones, mi mamá está encantada con su yerno y yo solo observo con ganas de ahogarlo en la piscina y decir que fue un accidente esa idea ronda mi mente desde hace un rato.

Mi mamá dice, vamos a llevarlos a dormir —, lleva a tu prometido a tu habitación—, yo quedo impactada como mama, es mejor enviarlo en taxi a su casa, mi mamá dice —, ¿cómo se te ocurre es tu futuro esposo?, ¡así que cuida de él!—.

Con esfuerzo lo llevo a la habitación, lo tiro en la cama, lo acomodo, lo mejor que puedo me ducho y no tengo más remedio que dormir a su lado, pero esta me la voy a cobrar como se atreve a invadir mi espacio, sin más caigo rendida.

EL SEÑOR EGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora