Siento como me abrazan y me acurruco mejor para sentirme calentita, luego recuerdo que acosté a Alessandro en mi cama, me volteo de golpe, él me mira, se sonríe y dice—.
¡Buenos días, hermosa!—, yo le digo me puedes soltar. Él me agarra más fuerte hasta puedo sentir su amiguito bien, despierto, me muevo tratando de soltarme y en una se coloca encima de mí y me toma ambas manos y dice—, princesa debes darme los buenos días como dios manda—,
Yo le digo si no me digas, ¿más o menos como por qué? Y él dice —, por qué eres mi mujer —, en eso me besa lento y suave como si tuviera miedo de romperme, lo muerdo, se queja y le digo, no me puedes besar cada vez que te provoque—. Él dice enojado, ya verás todo lo que puedo hacer—, en eso me besa salvaje, le sigo el beso que cada vez sube más de tono.
Me suelta las manos y no sé en qué momento estoy acariciando su pecho y sus manos está acariciando mi abdomen y mis piernas, tiemblo al sentir sus gruesas manos en mi piel emito un gemido y él me aprieta fuerte contra él para así sentir lo duro que esta. Me rosa mis partes con su virilidad y siento una descarga en mi cuerpo, él susurra a mi oído —, ¡te juro que si no fuera la casa de tus padres te haría mía en cada rincón de esta casa y se aleja solo un poco para mirarme a la cara!—,
Estoy agitada, me cuesta respirar, él me observa y dice —, debemos parar o ya no podre—, yo no respondo, solo me siento en la cama y salgo disparada al baño, abro la ducha y me meto a aclarar mis pensamientos no sé cómo me deje llevar.
En eso siento sus fuertes manos alrededor de mi cintura y puedo sentir su cuerpo desnudo, me aprieta hacia su cuerpo y me dice al oído —, ¡eres malditamente hermosa, me vuelves loco, no veo la hora de hacerte mía!—. Yo tiemblo con cada palabra que me dice, luego abre la llave y me baña, estoy tan impactada como mi cuerpo reacciona de una manera que no puedo decir, no es el primer hombre en verme desnuda.
Lo peor es que no siento ni pena ni remordimiento de lo que estoy haciendo Alessandro. Apaga la ducha, me seca y me coloca la bata de baño, dejo de observar sus movimientos y salgo disparada a la habitación.
No sé cómo pude hacer esas cosas que me está haciendo, Alessandro no quiero pensar lo que puede pasar al volver a su casa luego de esto.
Creo que necesito poner distancia, esto de vivir bajo un mismo techo va a terminar mal para mí, al final sé que él lo que quiere es demostrar que puede llevarme a su cama cuando quiera y yo como tonta estoy cayendo en sus garras, mejor me apresuro a vestirme antes que se acerque de nuevo—,
Despertar al lado de mi hermosa prometida supero mis expectativas, luego casi la hago mía, pero es que como me reprimo, si está como quiere ella despierta un lado posesivo que no sabía que tenía. Solo quiero hacerla mi esposa para que ella entienda que me pertenece en cuerpo y alma, el acariciar su cuerpo en la ducha resulto todo un reto, pero debo admitir que me encantó, nunca imagine hacer eso con alguien.
Me ducho y aprovecho de resolver el problema que tengo con mi amigo que quedo pidiendo atención urgente, luego salgo y ella no está en la habitación, me visto y bajo rápido al comedor.
ESTÁS LEYENDO
EL SEÑOR EGO
Teen FictionEs la historia de una chica universitaria que se topa con un hombre egocéntrico en una discoteca el cual con el tiempo se vuelve su jefe y se adueña de su vida obligándola a comprometerse sin su consentimiento