Diego 34

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Suena mi alarma, me levanto, hago toda mi rutina de aseo personal, me coloco un traje azul celeste con camisa blanca, luego me termino de arreglar y bajo a tomar mi desayuno. La señora Lía me espera como todos los días con la mesa puesta de verdad, que ella es una bendición cuando vengo a este país, siempre me tiene todo preparado y me mantiene todo limpio y ordenado.

Mientras desayuno pienso que debería hacerle una visita a Alice, pero profesional voy a llevar la información de los negocios que platicamos ayer. Me interesa llevar sus cuentas en los otros piases donde tenemos sede, ya que le ofrecemos la mejor tasa de interés y también la mayor seguridad, eso me da la excusa perfecta para verla. Voy a comprarle un ramo de flores y unos chocolates, como dice mi papá, un caballero nunca se presenta con las manos vacías a una Reunión con una dama, así la reunión sea de negocios, es una descortesía—,

Me levanto tarde, mi alarma no sonó, tomo una ducha y saco lo primero que encuentro en el closet, un vestido rojo y unos tacones negros. Cambio mis cosas para la bolsa que voy a llevar hoy, lo bueno de tener el cabello lacio es que no necesita mucho arreglo, lo desenredo y listo tomo mi maquillaje para llevarlo, no me da tiempo de nada, literalmente corro hasta el estacionamiento.

Llego a la oficina, le pido a mi secretaria que me traiga un desayuno, reviso los pendientes del día y me coloco a trabajar de una vez. No me maquillo porque hoy no tengo reuniones, solo estaré verificando y firmando documentos, tome mi desayuno y sigo trabajando, mi novio me llama y hablamos como una hora. Estoy feliz, tenía días sin comunicarse conmigo tan lindo me dijo que me espera una sorpresa en el departamento, total nos despedimos y sigo trabajando pensando que sorpresa me tendrá aunque lo mejor fuera verlo a él solo con eso me conformo.

A la una mi secretaria se retira a almorzar y yo sigo ahogada en papeles, tocan la puerta y doy el pase seguro es mi secretaria con algo de comida, ella es así, conmigo siempre me cuida—,

Buenas tardes, Alice—al escuchar esa voz levanto la vista y es quien menos esperaba 

Sé... señor Smith, me aclaro la voz, ya que parezco tartamuda y digo pase adelante, tome asiento, de verdad es una sorpresa verlo, no recuerdo que tengamos alguna Reunión pautada para el día de hoy, y si es así le pido disculpas seguras no me notificaron y por esa razón no me encuentro presentable—,

Tranquila Alice, respiré, no se equivoca, no tenemos ninguna Reunión pautada, solo que vi conveniente venir con la propuesta formal de los negocios que le propuse cuando me colé en su almuerzo.

Y si me disculpa el atrevimiento yo la encuentro muy presentable, hasta podría decir que sin maquillaje se ve aún más hermosa, si es que es eso posible, para mí esta más que presentable, debo admitir que su rostro sin maquillaje ¡me tiene totalmente cautivado!—,

¡Señor Smith, ese tipo de comentarios no son apropiados, ya que ambos estamos comprometidos!—,

¿Comprometidos, yo en ningún momento mencioné eso? Salgo con alguien, es un noviazgo, no estoy comprometido, ni supongo estarlo a menos que...—,

Que nada señor Smith, yo tampoco lo estoy, solo es un modo de decir que ambos tenemos pareja—,

Me quita un peso de encima saber que no está comprometida, digo en tono pícaro—,

Señor Smith, compórtese o lo hecho de mi empresa—,

Alice porque me trata tan formal y me estoy comportando, caso contrario la tuviera entre mis brazos pronunciando mi nombre entre suspiros no se imagina, lo difícil que es para mí no hacer eso es estos momentos—,

¡Otro comentario de ese tipo y lo echo, quedo claro! ¿O es que no sabe ser profesional?—,

Está bien me comportaré, señorita Alice Santoro ya vengo, voy al escritorio de su secretaria donde deje las rosas y los chocolates, voy a la oficina de nuevo y se los entrego, esto es para usted como buen caballero que soy no podría llegar sin un presente—,

¿Eso quiere decir que a todas las mujeres les da lo mismo?

No se confunda Alice, a las demás mujeres, simplemente les llevo una buena botella de vino y listo, ¿tan mala opinión tiene de mí, para suponer que a todas le regalo rosas rojas y chocolates? Pues le aclaro que no es así, usted puede considerarse afortunada de haber recibido tal presente de mi parte.

Señorita Santoro me podría quedar parado todo el día, pero su mirada me hace sentir acosado y así es muy difícil mantener la poca cordura que tengo cuando de usted se trata—,

Señor Smith, perdone mis modales o la falta de ellos es que usted es toda una caja de sorpresa, vamos a ver los documentos que me trajo.

Nos ponemos a trabajar los dos, por fin él para el coqueteo y logro concentrarme, él me menciona que tiene Hambre, ya que no almorzó, él llama a un restaurante y pide sushi para los dos con una botella de vino—,

Al llegar la comida la coloco en la mesa que tiene Alice en su oficina, sirvo el vino y comemos entre anécdotas y preguntas personales de parte de ambos. Hay algo que ella no puede negar y es la tensión sexual que hay entre nosotros, cuando rosamos las manos o las piernas por accidente al comer o trabajar produce una descarga eléctrica en mi cuerpo—,

Luego de comer tomo mi lugar en el escritorio, necesito colocar un poco de distancia o ser yo la que treparé encima de Diego sin ningún pudor. Esa electricidad que produce en mi cuerpo con solo una mirada me asusta, dios apiádate de mí, estoy a nada de perder la cordura y yo no soy así. Gracias a dios, a las cuatro de la tarde terminamos de trabajar y él se despide y se marcha, me comenta que estará aquí por esta semana, luego vuelve a Londres y vuelve en cuatro meses de nuevo.

Me despido de Alice y no pierdo la oportunidad de rosar sus labios, pero ella reacciona y me aparta, yo salgo sonriente de su oficina.   


EL SEÑOR EGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora