Grave traición

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Capítulo 21.

Canción sugerida: I Have Questions- Camila Cabello

«¿Por qué me dejaste aquí para quemarme? Soy demasiado joven para estar así de herido...
Me siento condenado en piezas de hotel, mirando hacia arriba en la pared, contando las heridas y estoy tratando de adormecerlas a todas...

¿Te importa, acaso te importa? ¿Por qué no te importa? Te dí todo de mí:
Mi sangre, mi sudor, mi corazón y mis lágrimas... Yo estaba ahí, yo estaba ahí, cuando nadie estuvo contigo...

Tengo preguntas para ti...
Número uno, ¿dime quién piensas que eres? Tienes un poco de valor tratando de romper mi fe.
Número dos, ¿por qué intentarías y me tomarías como a un tonto? Nunca debería haber confiado en ti.
Número tres, ¿por qué no fuiste quién juraste que serías?
Nunca debería de haber confiado en tí.»





Al llegar al Veleta, ambos nos sentamos frente a frente, en el clásico puesto que siempre ocupábamos.

A los pocos minutos de llegar, se nos acercó un joven camarero que pidió nuestra orden y luego de escucharla, la anotó en su clásica libreta. A lo que yo solo respondí con un café cargado, de tamaño pequeño.

—¿No tienes hambre? —me preguntó Xavier algo preocupado y nervioso a la vez. Realmente estaba actuando raro.

—No. La verdad es que no. —aclaré mientras miraba como él jugaba con sus manos sobre la mesa. Asintió y miró por la ventana, evitando verme.

Respiré hondo. Que fastidio.

Ni siquiera me dediqué a verlo más o a seguir estudiándolo, de igual forma ya lo había psicoanalizado lo suficiente.

A los pocos minutos llegó nuestra orden, pues el lugar estaba prácticamente vacío, lo cual era bastante raro, ya que era viernes por la noche.

Tomé mi café lentamente, disfrutando su amargura en cada gota sin azúcar, mientras que el joven comía su hamburguesa de manera temblorosa, lo que me hubiese hecho reír, si aquello no me hubiese dado más molestia, de la que ya tenía.

¿Que por qué me molestaba su actitud? Sencillo, estaba haciéndome perder el tiempo de escritura y prefería venir a acá a temblar y a ver los autos paseando, que a lo que vinimos, que fue a conversar, según él, de algo "importante".

—Xavier... —lo llamé justo cuando tomaba de su gaseosa, haciendo que casi se ahogase con la misma. Rodé los ojos.

—Dime. ¿Pasa algo? —me preguntó mirándome a los ojos por primera vez.

—Sí, de hecho. —puse el resto de mi café a un lado— ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es tan importante que no pudimos hablar en la academia? —le pregunté.

El tragó grueso y rascó su nuca.

—Sé que... Que este será posiblemente la última salida de ambos, ya que ha vuelto tu roomie... —dijo lo último con cierta pesadez y amargura—...Y ahora sólo quieres hablar con ella, salir con ella, hacer todo con ella. —hizo una mueca.

—¿Te refieres a Enid? —pregunté—Te veías alegre por su regreso.

El chasqueó y dejó su comida a un lado.

—Sí, y sí lo estoy. Todos estamos muy feliz por eso. —aclaró sin nada de felicidad, al contrario, lo dijo con rabia—Sólo que...

Tomé de mi café disfrutando la escena.

—Sólo que a veces siento como si ella se estuviese interponiendo. —terminó su frase, con ceño fruncido.

—¿Interponiendo? —levanté mi ceja, interrogante.

𝗢𝘀𝗰𝘂𝗿𝗮 𝗟𝘂𝗻𝗮 𝗟𝗹𝗲𝗻𝗮: 𝖬𝖾𝗋𝗅𝗂𝗇𝖺 𝖠𝖽𝖽𝖺𝗆𝗌🌕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora