Raciocinio

661 92 18
                                    

Capítulo 26.

Advertencia: capítulo altamente sensible, leer bajo su propia responsabilidad y con su respectiva caja de pañuelos al lado. Gracias por su atención.

Canción sugerida:  When I Was Your Man - Bruno Mars

«La misma cama, pero ahora se siente un poco más grande.
Nuestra canción en la radio, pero no suena igual.

Cuando nuestros amigos hablan de ti todo lo que hace es destrozarme,
Porque mi corazón se rompe un poco cuando escucho tu nombre.

Mi orgullo, mi ego, mis necesidades y mis caminos egoístas,
Causaron que una persona fuerte y buena como tú se fuera de mi vida.

Ahora, nunca, nunca llegaré a limpiar el desastre que causé, oh...
Y me atormenta cada vez que cierro mis ojos, aunque duela seré yo el primero en decir que estaba equivocado.

Oh, sé que probablemente sea demasiado tarde, para intentarlo y disculparme por mis errores...»


Punto de Vista de Merlina Addams.

A lo que el reloj marcó las diez de la mañana, varios enfermeros entraron a mi habitación a confirmarme una vez más que estaba dada de alta, que podía marcharme...

Lo que ellos no sabían, era que yo no quería irme. Salir de ahí significaba enfrentar las cosas, volver a verla, volver a Ophelia Hall, encontrarme quizás de nuevo con Xavier y realmente, eso era lo último que quería hacer.

Fulminé con una mirada molesta a todos los enfermeros que parecían correrme de allí y me levanté de la camilla una vez por todas y me dispuse a irme, sin agradecer, despedirme o algo por el estilo.

Caminé molesta hasta que pisé la carretera y enseguida llamé un taxi, que me transportó hasta la academia, una vez allí le pagué y salí del automóvil, sin decir ninguna palabra que no fuese necesaria.

Entré al establecimiento y miré a varios estudiantes, todos estaban informales hoy, pues era sábado, la mayoría iba a ir a Jericó o a algún parque cercano. Me miraron con extrañeza al ver mi pequeña venda, yo solo rodé los ojos.

Entré a Ophelia Hall, encontrándome con una habitación totalmente vacía y un Dedos Addams sentado en la oscuridad mirándome fijamente.

Fruncí mi ceño.

—¿Y tú qué? —molesta lo confronté, él me miró y se dió la vuelta. Rodé los ojos y me senté en mi cama, comenzando a quitar mis zapatos.

Se notaba de lejos mi mal humor, quizás sea por la brusquedad de mis movimientos o mi tono de voz tosco y alto.

Miré el lado de Enid, todo estaba arreglado, intacto, pero ella no estaba ahí... Miré su escritorio, ahí estaba su teléfono. Tragué saliva pesadamente y mi teléfono repicó, lo tomé observando en su pantalla rota el nombre de mi madre. Enseguida puse mi teléfono en modo avión, para no recibir ninguna información acerca de ellos, ni de nadie.
Realmente no me interesaba. No quería saber nada. 

Dedos al parecer seguía molesto, me miraba en un rincón seriamente. Fruncí mi ceño y me levanté, a paso molesto caminé directo a él y lo tomé.

—¡¿Qué es lo que te pasa?! —alterada le pregunté, el cayó sobre la cama de Enid y comenzó a gesticular—¿Qué dices? ¡Ésto es lo mejor que pude hacer por ambas! —le grité molesta, como le gustaba entrometerse en relaciones ajenas que no tenían nada que ver con él, como el caso entre Enid y yo—¡Deja de opinar en algo que no te incumbe! —le volví a gritar, él se molestó más conmigo y sus movimientos comenzaron a ser más bruscos y cargados de rabia—¡¿Cómo te atreves a llamarme cobarde?! ¿Quién te crees que eres? —a paso molesto me volví a acercar, lo tomé bruscamente entre mis manos, molesta—¡Si me vuelves a llamar cobarde te darán ganas de buscar el resto de tu cuerpo e irte con él, al maldito infierno, Dedos Addams...—maldecí molesta con la mano entre las mías, pero la puerta de mi habitación se abrió, mostrando a una persona que jamás pensé ver ahí.

𝗢𝘀𝗰𝘂𝗿𝗮 𝗟𝘂𝗻𝗮 𝗟𝗹𝗲𝗻𝗮: 𝖬𝖾𝗋𝗅𝗂𝗇𝖺 𝖠𝖽𝖽𝖺𝗆𝗌🌕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora