5. Fiesta infernal.

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Mi hermana me prestó un vestido negro ceñido y tengo que decir que no me quedaba nada mal, lo había combinado con mil zapatos, pero después de un gran esfuerzo encontré los que me quedaban bien, mis botas de color negro, no me gustaban los tacones, me destrozan completamente los pies pasadas las dos horas de llevarlos.

Tuve que apretármelo mejor a la cintura con un imperdible, pero no había nada que no pudiese arreglar con facilidad.

<<De poco te arrancas el pelo cuando has visto que te iba grande.>>

Repito... No había nada que no pudiese arreglar con facilidad.

—¡Te ves increíble con eso!

Me sobresalté al ver a Flynn en la puerta de mi habitación, apoyado en el marco, con esa camiseta de manga corta negra que al cruzar los brazos se le ceñía demasiado y...

<<Controla chica, controla.>>

—¿Quién te ha dejado entrar?

—Tu madre, resulta que nuestras madres se conocen desde siempre, y tú y yo ni nos conocíamos a penas.

—Viniendo de mi madre me lo puedo llegar a imaginar, es la persona más sociable y extrovertida que conozco después de mi mejor amiga.

Y era verdad, siempre que teníamos algún evento social yo me quedaba detrás de ella dejando que me presentasen para que luego se olvidasen de mi nombre a los pocos segundos.

Eso no pasaba cuando estaba mi padre, él me sacaba a delante y si tenía que hablar de mi cincuenta veces lo hacía, eso no significaba que no me llevase bien con mi madre, todo lo contrario, pero desde el accidente había sido muy distinta mi relación con ella.

Y hora mi padre ya no estaba, tenía que aguantarme, tampoco estaba tan mal estar en la sombra siempre, no es tan malo.

<<Ya. Claro.>>

Estuvo observando un rato mi estantería de libros y mi escritorio mientras yo acababa de maquillarme, cuando llegó al estante de Orgullo y prejuicio vi como sonreía dulcemente.

Pero fue cuando agarró unos folios de mi cama, los empezó a ojear y sus labios se movieron al leer los diálogos que me lancé como Flash a por ellos, arrebatándoselos con fuerza de las manos.

Eran los borradores de los próximos capítulos de mi cómic, me había olvidado de guardarlos, eso era un fallo y tenía que remediarlo antes de que Flynn pensase que estaba loca, aunque a lo mejor eso ya se lo planteaba.

—¿Qué es eso?

Tenía una sonrisa divertida en la boca.

—Nada, unos bocetos de mi clase de dibujo, en la que dibujamos y tengo que presentar mis dibujos dibujándolos, como hacemos todos... Dibujando.

<<No me ha quedado claro ¿Qué haces?>>

Flynn levantó una ceja.

—¿Es algo guarro o por el estilo, pornográfico?

—¡¿Qué?!

Grité.

—Por supuesto que no ¿Por qué crees tal cosa?

—Mi hermana hace poco escribió un guion en donde los personajes simple y llanamente se daban un beso en la mejilla y reaccionó igual que tú el día que limpiando su habitación lo descubrí.

Pues no, no era nada guarro y ahora me moría de vergüenza por pensar en que Flynn sospechara que yo dibujase cosas así, a ver, había dibujado o ilustrado para mi historia alguna que otra escena subida de tono pero igualmente me daba corte.

Inefable Libro uno (concluida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora