0 7 Y O O N G I

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Desperté algo sobresaltado por que unos gritos se escuchaban a lo lejos, un poco desorientado salí del palacio para encontrarme con Jungkook hablando con el sirviente del doncel.

— capitán — dije a lo que ambos se sobresaltaron — ¿Qué ocurre? — pregunté

— eso estaba investigando mi señor, el sirviente paso por aquí y le pregunte, pero no sabemos, si me permite, puedo ir a investigar — dijo inclinándose

— averigua que está pasando — dije antes de darme la vuelta y regresar al palacio a dormir

Al día siguiente mientras firmaba documentos y revisaba las cartas de Hoseok recordé el incidente de anoche, el grito que escuche, rápidamente hable a Jungkook quien vino de inmediato.

— ¿averiguaste algo? — pregunte

— si majestad, tal parece que la emperatriz madre azoto a alguien del harem por insubordinación — hablo en voz baja

— pues quien fuera tenía unos pulmones fuertes, solo pude escuchar un grito — dije desinteresado, tenía muchos problemas como para ocuparme de una cuestión del harem — habla al doncel, necesito investigue unas cosas

— ¿desea que mande el mensaje? — pregunto

— no, tranquilo, quiero que venga, este asunto me urge y quiero dejarlo claro — Jungkook solo se inclinó y salió del palacio

Suspire un poco y me recargue en mi trono, cuando era más chico deseaba y añoraba poder heredar el trono de mi padre, con su muerte y el ascenso de mi madre al trono como emperatriz ese deseo se convirtió en una carga, esa añoranza se convirtió en un lastre, comprendí realmente lo que significaba que todo un imperio dependiera de ti, que todo un pueblo estuviera a tus espaldas esperando que los protegieras.

Había heredado un imperio estable, pero aun así había cosas muy mal, la desigualdad social, la amenaza constante del imperio Nipón, las inestables relaciones con el imperio chino, en fin, muchas cosas ocupaban mi mente.

Además de eso estaba la constate sensación de que no era bien recibido como emperador, la corte, formada por señores feudales y familias ricas, no estaba completamente a mi favor y buscaban cualquier oportunidad para ser un obstáculo en mis decisiones, mi madre me había entrenado bien para aceptar esta responsabilidad, podía ver que algo planeaban, pero él no saber que era estaba causando estragos en mis nervios.

Sabía que las mujeres de harem eran favorecidas por la emperatriz madre, era claro que ella llevaba el ritmo de las cosas y eso era un problema, yo no podía confiar en ella porque no era mi madre, tenía dos hijas y un hijo quienes perdieron sus títulos cuando tome el trono, no estaba feliz y tenerla aquí era como estar en la cueva de la serpiente.

Por eso le había pedido al doncel que me ayudara, que colaborara, que se convirtiera en un aliado, era un chico listo y en la mayoría de las veces era de gran utilidad, pero a veces era lento, torpe e inútil y eso me sacaba de nervios, porque no tenía tiempo, necesitaba descubrir lo que ocurría a mi alrededor porque era aterrador sentir como si estuviera a oscuras.

Otra cuestión era que no tenía hijos aun, para este punto y con la cantidad de mujeres en el harem era obvio que debía ya de tener un par de hijos, pero nada, era frustrante, los rumores corrían rápido, el emperador no puede tener hijos, era lamentable.

— majestad, el doncel — dijo Jungkook inclinándose y dejando pasar a el rubio chico

— majestad — dijo inclinándose levemente

— tengo un asunto urgente que necesito resuelvas — dije extendiéndole una hoja, él a paso lento la tomo, se movía extraño y rígido

— ¿el barco viene de la india? — preguntó en voz muy baja

El doncel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora