Los quejidos de dolor adornaban la noche. Las escamas iridiscentes del guantelete habían suturado las heridas de los guerreros. Sin embargo, al igual que siempre, el daño les molestaba de raíz los cuerpos malogrados de los peleadores.
Tanto La Mano como Cole, descansaban sentados limpiando la sangre de sus ropas y tanteando el dolor que lograban aguantar. La cauterización de los cortes lograba su acometido de manera dudosa. Sus miradas eran serias; no les importaba el sufrimiento. Además, su atención no se apartaba de un cuarto acompañante.
—La idea era buena. —Dijo la figura encapuchada. —Sin embargo, su ejecución, no tanto. —Cole le observaba inmutado por las palabras de este. Continuó limpiando las manchas con fuerza hasta que sintió una punzada en su abdomen. Su reflejo hizo que soltara la tela de sus manos.
—Recuerda que el guante no alivia el dolor, —advirtió La Mano —, no deberías estar haciendo un gran esfuer... —En ese momento, su mano izquierda, ahora regenerada y curada por completo, le empezó a generar molestia. Cole le miró de reojo, burlándose de su reacción.
—Así que estos son sus acompañantes. —Susurro el ser desconocido para sí mismo. —No puedo creer que enserio hayas venido con ellos... —continuó mientras volteaba hacia Trish. "No podrías escoger alguien mejor", añadió la voz en su mente.
La asesina descansaba en silencio junto al fuego. Justo después de incapacitarla del combate, cayó en un profundo sueño donde nada había podido despertarla. El forastero y el guerrero de las nieves lograron tomarla de su sitio y resguardarla. Habiendo recuperado sus caballos, la arroparon apropiadamente establecieron el campamento. Lejos de ella, la piedra verde descansaba en el saco que cargaba La Mano. Su cristal estaba inerte, sin un solo resplandor en su interior.
—¿Por qué has interferido? —Preguntó el viajero para romper el hielo. Su sola presencia le era incómoda.
—Por la misma razón por la que lo hiciste tú en aquel momento: por ella. —Contestó su acompañante. —Aún no lo comprenden, pero ella tiene un camino que seguir. No soy más que un simple guía.
—Un guía no ataca de esa manera.
—Así como una persona tampoco se le une a otra persona en un viaje después de una pelea a muerte. —Respondió. —No estamos en la posición de hablar de las conductas erróneas de nosotros. —La figura se puso en pie y caminó lentamente hacia el viajero. Ni La Mano ni Cole pudieron reaccionar por la incomodidad que sentían sus cuerpos. —Nadie es capaz de reconocer esta clase de diferencias, pero yo sí. —Dijo colocando su dedo cubierto del guante de cuero en el pecho de La Mano. —Me parece muy extraño algunas cosas que he visto, pero no puedes huir de lo que es obvio para siempre, demonio.
—¿Extraño? ¿Cómo qué? —El forastero le observaba con rencor en sus ojos. Cole, por otro lado, intentaba no observar la escena, pero la curiosidad le impedía omitir lo que sucedía.
—¿Matas sin problema alguno a los Dusar en aquel río, pero las historias cuentan de un hombre arrepentido mientras les arrebataba la vida a los soldados en un poblado Ardus? Las historias son inconsistentes.
—¿Estuviste en el río...? —Preguntaba el viajero.
—No malinterpretes las cosas. Estuve ahí porque ella te siguió. —Contestó mientras apuntaba a la asesina. —Supongo que dirás que no debería creer en los rumores, pero a falta de información, ¿Quién soy para ponerlo en duda?
— ¿Qué acaso un hombre no puede decidir lo que hace o arrepentirse de lo que nunca debió haber hecho? —Replicó con cierto enojo en su voz. Cole, mientras tanto, disimuladamente tomó su hacha que yacía a su lado.

ESTÁS LEYENDO
Edge of Faith
AbenteuerQué estarías dispuesto a sacrificar para lograr tus metas? La Mano del Demonio, un hombre con dos únicas tareas: Sobrevivir y descubrir su pasado. En su travesía para revelar la historia armado solo con su guantelete, viaja a través de la tierra dev...