Los hombres del Ragan atacaban sin cesar y Dusar tras Dusar, La Mano y Cole se defendían con lo que sus fuerzas les permitieran. Las espadas chocaban contra el guantelete y las hachas repelían el metal de sus filos. El caos era reciente y la gente a su alrededor huía buscando refugio evitando verse involucrada.
—¡Nos estamos quedando sin tiempo! —exclamó el forastero—, ¡Se está escapando! —Cole tampoco encontraba la oportunidad de salir tras el raptor.
Los soldados de la ciudadela eran más complicados de enfrentar que los novatos de antes. Su entrenamiento y disciplina eran más evidentes que los uniformados con quiénes habían entablado combate anteriormente. No alardeaban de su fuerza y eran meticulosos en sus acciones.
"¿Qué acabo de hacer?", se preguntaba La Mano mientras noqueaba a uno de sus oponentes con su guante, "Esto no debía haber acabado así... ¿Es este el castigo por no seguir su consejo?". No había tiempo para llorar, pero en el fragor del combate, sintió un malestar en su pecho; un vacío al caer en cuenta de lo que había hecho.
Repeliendo las espadas con su hacha izquierda y asestando golpes con su hacha derecha, Cole lograba abatir a más de un soldado. El calor del combate era tal que sus movimientos eran casi automáticos. Esquivaba los ataques y lograba herir a los soldados de gravedad. No obstante, el volumen de sus enemigos incrementaba cada minuto en combate aumentando la dificultad de mantener la lucha.
Poco a poco los refuerzos llegaban de distintas direcciones. Algunos se aproximaban montando sus caballos y otros corrían por las desdichadas calles haciendo eco con sus botas. El chirrido agudo de sus espadas desenvainando anunciaba la llegada de nuevos combatientes.
La Mano lograba utilizar su guantelete de escudo. Cuatro soldados atacaron al mismo tiempo asestando sus golpes contra el iridiscente material de su arma. Rápidamente con una torsión de su muñeca, desvió los filos y los tomó con la palma del guante desarmando a sus rivales mientras seis nuevos soldados se aproximaban a la escena.
Anonadados, no reaccionaron a tiempo mientras el guerrero de la piedra roja tomaba a uno de los soldados por su cabeza. Su fuerza era tan descomunal como para poder levantarlo y moverlo en el aire con total normalidad. El viajero aventó al Dusar contra sus aliados dándole un pequeño respiro y sin dudarlo tomó uno de los sables con su mano izquierda.
—¡Vamos, no tengo todo el día! —exclamó en el fragor del combate. El conflicto interno que normalmente le impedía actuar a La Mano de manera libre y sin remordimiento fue inhibido completamente. En sus ojos, la furia y la impotencia de saber que Trish estaba en peligro le hirvió la sangre. El brazo que portaba el guantelete le temblaba, pero no de miedo ni de arrepentimiento, era el rencor guardado contra los Dusar.
Cole lograba separar a otro de sus contrincantes mientras sus manos se llenaban de sangre de su enemigo. Poco a poco, perdía la esperanza de poder seguir al raptor. Los soldados comenzaron a rodear a los dos viajeros. Sobre una balanza, el guerrero de las nieves, puso ambas opciones: Escapar tras el perseguidor dejando a al forastero solo contra sus enemigos. Podría lograr visualizar el rumbo del fugitivo a cambio de sacrificar a su compañero. Por otro lado, bien sabían que podían controlar a los hombres del Ragan sin problema alguno, mas existía la posibilidad de perder para siempre el paradero de la asesina.
—¿Ya se te ocurrió algo? —preguntaba La Mano mientras dejaba inconsciente a un soldado de un golpe en la cara. Cole desarmaba a su contrincante y le arrebataba la vida con su hacha clavándola en su cuello mientras negaba con la cabeza. —Ve por ella. —decidió el forastero. El joven guerrero prestaba atención a sus palabras. —Fue mi culpa que se la hayan llevado. Además, eres más ágil que yo, puedes encontrarlos rápidamente. —Cole dudaba de la decisión, pero el tiempo corría y resultaba ser su mejor alternativa. En el fondo, los pesados pasos de los sargentos aproximándose alertaba a los combatientes.
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Edge of Faith
DobrodružnéQué estarías dispuesto a sacrificar para lograr tus metas? Únete a La Mano del Demonio, un hombre con dos únicas tareas: Sobrevivir y descubrir su pasado. En su travesía para revelar la historia armado solo con su guantelete, viaja a través de la ti...