7. Línea De Meta

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El día se volvió noche rápidamente, mientras el dúo seguía caminando hacia la metafórica línea de meta. Hubo un escalofrío agudo proveniente del viento esta noche. Los dientes de Hiroko comenzaron a parlotear. Inosuke todavía la ayudaba a caminar, con su brazo alrededor de su cintura a pesar de que insistía en que podía caminar sola, pero apreciaba su ayuda. Sus manos siempre se encontraban listas para agarrar su nichirin si las cosas se ponían difíciles de nuevo.

Escucho una risita emitida debajo de la máscara y sonríe con satisfacción. Los dos solo se conocían desde hace una semana, pero sentía que se habían vuelto muy cercanos.

—Puedo caminar sola, ¿Lo sabes verdad? Me estoy agobiando —Murmuró, haciendo que Inosuke solo la acercara más hacia él, logrando que sus mejillas se tornaran rosas.

—Cállate tonta —Dijo mientras continuaban caminando. Solo la presencia de su mano en su cintura hizo que su estómago de volteretas, no sabía que pensar. Hasta que los pensamientos fueron interrumpidos por un ruido proviniendo de los arbustos, lo que ambos se pusieron alertas.

—¿Crees que sea...?

—Estúpidos demonios —Interrumpió antes de que Hiroko terminara su oración. La apoyo suavemente contra un árbol e inmediatamente saco sus espadas astilladas, Hiroko se quedó quieta con los ojos fijos en la espalda de Inosuke. Tomo su posición de combate mientras corría hacia el arbusto de frente.

—¡Inosuke espera! ¡No vayas a pelear a ciegas! —Grito antes que el chico se pierda en los arbustos, profundizándose más en el bosque. Hiroko suspiro con total frustración, antes de escucharlo una última vez gritando por el bosque para luego desaparecer. Lo que la hace rodar los ojos al costado con decepción.

«¿Siempre tiene que hacer sus teatritos?» Murmura para ella, se empujó del árbol para tomar un ligero impulso y seguir a su compañero.

Hoy era la última noche en este lugar, Hiroko pensaba que no debería ni debió seguir luchando en esta condición, solo podría empeorar sus heridas. Empujo las gruesas hojas del camino, en lo que escanea el área en busca de Inosuke. En la torpe insistencia del muchacho, Hiroko trato de acelerar el paso. Aun así no fue suficiente para encontrar algún rastro de él.

—¡Inosuke! ¡Inosuke! —Gritaba colocándose ambas manos alrededor de la boca. Su ritmo cardiaco aumentaba con cada segundo. ¿Dónde podría haberse metido tan rápido? Las manos frágiles de Hiroko empezaron a temblar, miró una vez más a su alrededor haciendo todo lo posible para controlar su respiración.

«Cálmate...Cálmate Hiroko» Pensó para sí misma mientras tomaba su nichirin en sus manos, sus nudillos se volvieron rojizos por lo fuerte que lo sostenía. Pasaron varios minutos sin signos del chico jabalí.

—Por favor, debes estar bien... —Susurra mientras mira el suelo terroso del bosque. ¿Cómo había crecido tanto el apego hacia un extraño? Tiro débilmente de una piedra con su pie, apretando los dientes con dureza.

Pasaron varios minutos más, mientras Hiroko se sienta sobre una roca.

—¿Por qué estoy llorando? —Refuta sobre si misma, tocando su mejilla húmeda. Las lágrimas continúan fluyendo por su rostro.

Los pájaros revoloteaban sobre los árboles, sorprendiéndola un poco. Se sorprendió de no haber encontrado un demonio recientemente, pero eso a lo mejor se debía a que muchos de ellos ya murieron por el resto de sus compañeros que deambulaban en el bosque como ella.

La grava se encogía debajo de sus pies al caminar, siente que su pecho se contrae una y otra vez. Estaba segura cuando se cambiara de atuendo o se bañara se encontraría con moretones. Un gorgoteo la saco de su mirada al vacío, reconociendo que se trataba de su propio estómago.

Contigo (Inosuke x tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora