25. Entre Amores y Dudas

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El joven se separo sutilmente del abrazo, su mano se deslizo por su cuello hasta llegar a la mandíbula de la contraria. 

Se quito la máscara, y Hiroko pudo contemplar una vez más esos preciosos orbes verdes que brillaban con grata intensidad bajo la luz de la luna. Con el corazón latiéndole con fuerza, Inosuke tomó una respiración profunda y se acercó a ella con ternura, buscando sellar ese momento con un beso. 

Sin embargo, en el instante en que sus labios estuvieron a punto de encontrarse, Hiroko detuvo suavemente el avance, apartando su rostro con una mirada llena de cariño pero también de una inquebrantable decisión. Era como si cada partícula del aire vibrara con la intensidad de la situación, y en ese momento, la negatividad a ese beso creó un breve pero significativo espacio entre ellos, un espacio que contenía un mundo de emociones no expresadas y expectativas por descifrar.

—Aprecio mucho nuestro tiempo juntos esta noche, pero quiero tomar las cosas con calma. —Dijo en voz baja, con unos ojos llenos de comprensión y ternura. 

La tristeza se apoderó del peli azul en un instante. Sus ojos una vez brillantes, que antes reflejaban expectación y anhelo, ahora estaban nublados por un velo de desilusión. Un nudo en su garganta parecía obstaculizar sus palabras, mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con escapar.

Cada uno de sus gestos lentos y cuidadosos parecía llevar consigo una carga invisible de decepción. Los hombros que antes se sostenían con confianza ahora estaban ligeramente encorvados, como si el peso de la reacción no correspondida se hubiera asentado sobre ellos.

—Espero poder verte mañana —Respondió suavemente el peli azul, colocándose nuevamente su cabeza de jabalí. 

La fémina, se quedo al borde de su cama, observando como su compañero se retiraba. Algo dentro de ella quería gritarle y suplicar que se quede ahí con ella, pero ¿Seria lo correcto? En lo más profundo de su corazón sabía que aun sentía algo por Inosuke; sin embargo, si ignoraba lo que alguna vez vivió y sintió por el pilar, sentía que le estaría faltando gravemente el respeto a su memoria. 

—Kyojuro... ¿Qué debería de hacer? —Se dijo así misma jugueteando con sus dedos. Pero lo que era evidente para algunos, no lo era completamente para ella. El mismo Kyojuro Rengoku lo dijo, ve mi muerte como otra oportunidad. Era seguro que al pilar no le gustaría verla insegura de sus sentimientos, y si en verdad amaba al chico jabalí, la dejaría ser feliz; pero la fémina ante la verdad parecía tener una venda en los ojos.  

Al día siguiente, quería tratar de volver a su vida rutinaria. Toda esa noche reflexiono un poco, mantenerse deprimida en su habitación no lo traería de vuelta y si él siguiera vivo tampoco le gustaría verla en ese estado. 

Estaba nerviosa, habían pasado incontables días desde que no salía de su habitación o no tenia alguna grata conversación con las demás chicas de la finca mariposa.  

Era la hora del desayuno, así que lo más coherente en ese momento era ir a la cocina, tal vez así podría ayudarlas de alguna forma. 

—Buenos días Aoi —Dijo con ardua pena la pelinegra, avergonzada desde la entrada.

Aoi se dio la vuelta rápidamente, para encontrarse con la contraria con una cálida sonrisa. Las tres pequeñas no se hicieron de esperar, quienes corrieron para abrazarla. 

—Hiroko-san, nos da gusto verte por fin en mejor estado. Te extrañábamos mucho —Dijo una de las niñas, Sumi. 

—A mi también me alegra verlas —Respondió acariciándoles la cabeza —A las cuatro —Se dirigió a Aoi para sonreírle —Quisiera poder ayudarlas con los deberes. 

Contigo (Inosuke x tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora