27. Pasiones y Deseos Ocultos, Pt.2

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—¿Ahora, crees que podrías dejarme sola un momento en lo que me visto? —Dijo entre fuertes suspiros Hiroko.

—¿Quién dijo que terminamos? —La de iris morados, abrió los ojos de manera desmesurada ante sus palabras. —La última vez fui muy amable contigo dejándote descansar a pesar de que yo quería más —Sonrió de una manera un poco maliciosa, observándola —Esta vez no te escaparas tan fácilmente.

Hiroko solo esperaba que se tratara de una simple broma del jabalí. O que fuera otro de sus "sueños prohibidos". No, esto se sentía demasiado real como para serlo, su tacto, olor o hasta el dolor que le provocó era muy real. Trago salivo boquiabierta ante la petición del contrario, sin saber que decir.

—Yo...

—Lo tomare como un sí. —Dijo, al compas que una sonrisa de oreja a oreja se le dibujaba en su rostro. Y planto un tierno beso en sus labios sin separar sus cuerpos desnudos.

La envolvió con una toalla, cubriendo especialmente las partes que sentía que solo él tenía derecho de "ver y tocar" posiblemente mataría a cualquiera quien la viera así. Inosuke se cubrió también con una, pero solamente tapando su parte inferior como acostumbraba. Sin previo aviso, la cargo entre sus brazos como princesa, enrojeciéndola totalmente, pero ella solo se limitó a encogerse de hombros. Pensaba que era un tonto al hacer esto... o tal vez ¿Un lindo tonto?

—Eres tan tonto —Dijo con una ligera sonrisa mientras entrecerraba los ojos.

—Recuerdo cuando me dijiste exactamente lo mismo el día en que nos conocimos —Respondió el peliazul con una mirada soñadora y sonriendo con sus mejillas rojizas al recordar aquella primera noche que pasaron juntos.

—No puedo creer que recuerdes algo así. —Respondió girando la vista hacia otra dirección a la vez que se sonrojaba.

Inosuke solo sonrió, mientras se dirigió a la habitación de la contraria, observaba en cada esquina, a sus alrededores para asegurar que nadie los vea. Al llegar a la habitación, bajo con mucha sutileza a su amada, acostándola delicadamente en la cama.

—Hiroko... —Soltó en un tonó suave, susurrándole al oído. —Dime, ¿a quién le perteneces?

—A-Ah ti. Inosuke-kun —Respondió titubeando al sentir la boca de Inosuke bajar por su cuello hasta sus pechos.

—Así es. Y me asegurare que nunca cambie. —Respondió en una melodía seductora. Comenzando a succionar ambos senos casi a la vez, jugueteando y apretándolos mutuamente. Hiroko no pudo contener cada uno de sus gemidos, a la vez que repetía el nombre del contrario en cada segundo que podía. Inosuke recorrió su cuerpo con lentitud, disfrutando de cada hueco y cada centímetro de su piel, lamiendo cada espacio que pudiese, no sin antes dejar una gran marca roja en la parte superior de su seno derecho, demostrando que era "suya" y de su "propiedad".

Abriéndose paso hasta la parte inferior de su cuerpo, Inosuke estaba listo para satisfacerla. Pero la pelinegra se encontraba totalmente nerviosa, mostrándolo, entrecerrando las piernas, evitándole el paso a la húmeda lengua del jabalí en saborear su peculiar néctar y sentir su aroma.

Las manos de Inosuke flotaron por la espalda de la chica, hasta cerrarse en sus glúteos y levantarla ligeramente sobre el aire, obligándola a separar sus muslos para que descansaran sobre los hombros del contrario.

—Inosuke —Reprocho la joven, observándolo desde la parte superior al mismo intento de cubrir sus delineados labios con su mano.

Con la mínima sensación de roce y presión de la humectante lengua del muchacho, fue todo para que Hiroko despertara esos gemidos que descansaban en lo más profundo de su ser. En realidad, ella ya estaba preparada para aquella situación, cubriéndose rápidamente con las dos manos e intentar ser lo menos ruidosa posible.

Contigo (Inosuke x tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora