Contigo (Inosuke x tu)

13. Aracnofobia

El sonido de los quejidos sacó a la chica de su sueño, gimiendo internamente. A medida que se mueve ligeramente siente un peso en su sección media y recuerda los eventos de anoche. Inosuke todavía estaba abrazada contra ella, con la cabeza apoyada en el cabello del contrario y siente su rostro tornarse rojo.

Ella le quita los brazos suavemente para no despertarlo, mirando su alrededor para ver de donde provenía el quejido. Mientras reajusta su túnica, ve a Zenitsu corriendo por la habitación tratando de atrapar a Nezuko, que estaba siendo protegida por su hermano mayor. Hiroko avanzo hacia la escena.

—Que vergüenza Zenitsu. Persiguiendo a una pobre chica porque no puedes controlarte —Le regaño. El bajo la cabeza avergonzado mientras le echa un último vistazo. Tanjiro la mira con sus orbes oscuros llenos de agradecimiento.

—Tú te veías muy cómoda anoche, Hiroko-chan —Zenitsu recalco dando pucheros mientras se pone de pie.

—Zenitsu. No hay necesidad de hacerla sentir incomoda —Dice regañándolo, Hiroko se contento al escucharlo decir esto. Tanjiro era el hermano que siempre deseó tener, parecía tan respetuoso y trabajador. Un golpe suave en la puerta los pone alertas, e Inosuke se despierta quejándose desde su cama.

Un viejo alegre abre la puerta y entra, con una bolsa de cuero agarrada en sus manos arrugadas. Hiroko y Tanjiro se inclinaron ante la presencia del médico en la habitación, mientras que Zenitsu e Inosuke simplemente se quedaron mirando; tenían muchos modales que aprender ambos. Los cuatro se sentaron en futones diferentes mientras el medico los chequeaba individualmente a cada uno. Inosuke se sentó increíblemente cerca de ella, tan cerca que pudo escuchar su suave respiración. Desde anoche se mantuvo muy cerca de ella, lo que provocaba un sonrojo por ambas partes y más por la muchacha quien se sentía extraña después de aquel sueño.

—Ya están bien —El médico dice con firmeza, suspirando los asesinos de alivio. El médico rápidamente empaca su bolso antes de inclinarse y dirigirse a su nuevo camino.

Inosuke la miro mientras recogía sus cosas y respiro profundamente «¿Por qué nunca me dijo cuanto le dolor tenía? Hubiera sido mucho más amable con ella si lo supiera» Pensó, al recordar el día que llego el médico y dijo que la chica tenía un esguince en el tobillo y una costilla rota.

No mucho tiempo después, un cuervo se zambullo por la puerta abierta aterrizando enfrente de nosotros, dando otra misión. Ocasionando ciertas muecas de desaprobación, apenas se habían recuperado y ya tenían que entrar nuevamente en batalla.

El cuervo no graznaba con su voz insoportable en que deben dirigirse al monte Natagumo mientras todos lo miran. Hiroko sacude la cabeza con incredulidad mientras mira al cuervo, e Inosuke la toma de los hombros para tratar de animarla. Desde que se conocieron Hiroko noto un cambio en el chico cabeza de jabalí, comenzaba a aprender emociones humanas reales, y también significaba que estaba empezando a confiar más en ella.

El grupo termino de recoger sus pertenencias, la anciana había limpiado amablemente todos los uniformes durante la noche. También decidió darle la máscara de Inosuke limpia, por lo que ahora olía a lavanda. Hiroko le sonrío mientras el contrario recibía su máscara.

Allí estaba una vez más. Su corazón se aceleró y sentía como si se hubiera tragado un frasco entero de mariposas. El chico hizo una nota mental para hablar con ella más tarde sobre el asunto de las parejas, ella debería tener una buena respuesta. Una vez que terminaron, le enviaron una reverencia en agradecimiento a la dama mientras se iban.

[...]

La grava se encogía debajo de los pies, mientras los asesinos continuaron su camino. Hiroko miro hacia el cielo, era una noche luminosa, sin nubes estorbando el cielo, lo que significaba que podría ver cada estrella brillar.