☆Mochi Compartido☆ ||BTS||

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En recompensa por dejarlas con la intriga, KORI's, escribí este capítulo largo. 2133 palabras con mucho amor para ustedes. Depende del numero de comentarios será la próxima actualización. Pocos= un mes

Muchos= mañana

Dejo la próxima actualización en sus manos. 

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Su cuerpo temblaba, en su rostro se lograba ver una ligera capa de sudor. Sus manitas jugaban entre ellas. Con la vista perdida, intentaba encontrar algún los rostro, de reconocer alguna facción, de identificar a sus padres, algo que le diera la esperanza de que no estaba pasando nada de lo que se imaginaba. Que los mayores no se habían ido sin él, que ese viaje no había sido planeado para abandonarlo.

El nudo en su garganta no le permitía hablar, quería gritar los nombres de sus padres, de hacerse chiquito en una esquina y llorar, así como lo hizo las primeras veces que lo dejaron abandonado en la calle.

El frío de la noche le caló y tembló. Sus piernas no pudieron más, apenas logró dar unos cuantos pasos antes de caer. En sus oídos un agudo sonido se escuchó y gracias al dolor de sus rodillas lo hizo reaccionar y pudo tomar aire antes de soltar un sollozo.

-Me abandonaron.

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-Nuestro hijo ¡Deben encontrar a nuestro hijo! No pueden dejar solo a mi bebé.

El llanto de Taehyung era desgarrador. Los padres habían sido trasladados al lobby, Taehyung estaba sentado en uno de los sillones, Seokjin estaba del lado contrario, los de seguridad le estaban haciendo unas preguntas. Cuando escuchó la voz desgarradora de su hermano se levantó e intentó llegar a él, de abrazarlo, pero su cuerpo terminó desvaneciéndose.

-¡Seokjin!

Yoongi y Jungkook corrieron a él. Taehyung gritó por ayuda. Todo era un desastre. Seokjin fue trasladado a un hospital, Taehyung lo acompañó. Jungkook y Yoongi se quedarían para seguir con la búsqueda de Jimin.

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Desorientado caminaba por la playa, no sabía en qué momento ni cómo fue que había llegado hasta ahí, él solo caminaba. Su pantalón estaba sucio, no se dio cuenta cuando se hizo pis, él solo intentó seguir, seguir con su vida así como lo hizo tantos años atrás. Su carita y manos estaban sucias, había dormido detrás de unos arbustos para evitar que alguien intentara hacerle daño, su cuerpo temblaba, hacía tiempo que no pasaba una noche así de fría.

A lo lejos pudo ver a un niño de cinco años llorando, que al igual que él estaba perdido, una mujer policía le estaba preguntando su nombre, pero por el llanto, el niño no podía hablar. No pudo evitar imaginarse a él a esa edad, la primera vez que su mami lo dejó a propósito en el súper. Aquella vez lograron localizar a su madre a tiempo, él estaba feliz, regresaría a casa, ya no estaba perdido. Sin embargo, su madre estaba furiosa, le dio la primera paliza de su vida.

Jimin creía que su mami no se encontraba bien a causa de todas las cosas que tomaba, que alguna de ellas pudo causar su enojo y por eso lo golpeó, no era culpa de ella, sino de esas cosa que alteraban el estado de ánimo de su mami. Claro que esa idea cambio las siguientes veces, que lo dejaba sentado en algún lado, esperando por ella y le pedía que no hablara con nadie, que ella regresaría por él.

Jimin era un niño obediente y se quedaba tal cual su mami lo dejara, no importaba si hacía calor, frío, si llovía y una vez no le importó que nevara, él no se movería de ahí hasta que mami fuera por él.

No faltaba la persona que se acercara a pedirle su nombre, el nombre de su madre y preguntarle si sabía en dónde vivía. Lo recordaba muy bien. Un policía fue hasta él, le puso una manta, la nieve comenzaba a cubrir todo lugar y se atrevió a hablar. Estaba asustado, algo malo debió de sucederle a su mami para que no fuera por él, a lo mejor seguía con el doctor que le recetaba esas pastillas.