|Una boda y un funeral|

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-Livs, despierta o se te hará tarde.- murmuró.

La joven bruja se removió en su lugar, y giro para pegarse a su pecho. No quería abrir los ojos, eso sería el fin de estar en la cama.

-No, un rato más.- balbuceó.

-Eso dijiste hace diez minutos.- dijo divertido.

Se obligó a abrir los ojos, y sonrió contra su pecho. Se apartó un poco, y depósito un pequeño beso cerca de la cicatriz, casi invisible, que decoraba su piel. Se sentó y estiro, para luego volver a caer a su lado y abrazarlo. Era algo que hacía cada mañana desde el momento en que fueron novios, y él pasaba la noche en su departamento.

-¿Por qué me quieres sacar de la cama? Después de hoy no te veo hasta el viernes.- indagó, poniendo esa mirada que él no resistía.

El muchacho lo noto, y sonrió. Sus ojos grises brillaban con suavidad, dejando en el aire partículas como purpurina que iban desapareciendo.

Sin embargo no se iba a dejar emboscar por ese truco de magia. O al no dejar que se notará lo mucho le que le gustaba.

-Lo se, pero solo son dos días.- respondió casi sin decir nada.-Solo espero encontrar algo pronto por acá, porque me cansa hacer esos viajes.

Olivia lo soltó para tomar su rostro y verlo de cerca. Lo analizó con minuciosidad, deteniéndose en su mirada. Trato de no sonreír frente a su hallazgo.

-Oh si, Mari, estás ojeroso.- señaló.-Definitivamente te está afectando.

Marius rió y tomo sus manos para que estás dejarán de presionar sus mejillas.

-Estas ojeras son por algo más, y lo sabes.- dijo.

-¿Me echas la culpa?- pregunto Olivia tratando de contener la risa.

-Si, salvo que haya alguien más que no me deje dormir tranquilo.- respondió.-Roncas demasiado.

Abrió la boca y tomo su pecho fingiendo estar ofendida.

Mientras seguían debatiendo sobre si salir o no de la cama, alguien llamo a la puerta. Lo más extraño no fue que el repiqueteo alegre llegará hasta el cuarto sino por la hora en que alguien iba al departamento.

-¿Esperas a alguien?- pregunto Marius confundido.

-No ¿Tu?

El muchacho puso cara de pensativo, haciéndo que Olivia rodará los ojos.

-Si, fíjate que le dije a unos amigos que vinieran a desayunar a tu departamento.- respondió con seriedad.

Olivia negó, y salió de la cama.

-Veo que te desayunaste un payaso.

-No se que quiere decir eso.- respondió Marius saliendo detrás de ella.-Y esa remera es mía.- señaló.

Cuando la quiso tomar de la espalda, Olivia salio corriendo del cuarto. Pero Marius prefirió no seguirle el juego. En su lugar busco que ponerse, para después ir a desayunar. El grito de su novia lo alerto, y corrió para ver qué ocurría.

Al llegar la vio saltando en la entrada, emocionada, apretando algo contra su pecho. Respiró aliviado al verla bien, hasta sintió que los colores le regresaban al rostro. Se acercó, y la detuvo, aunque aún seguía movimiento su torso.

Olivia lo vio, y sonrió ante gesto preocupación que aún seguía en su rostro.

-¿Te encuentras bien?

-Si, ya sabes, tenemos malas experiencias recibiendo sobres.- respondió con poco entusiasmo.

Olivia se estiró y le dio un corto beso en los labios, para después separarse. Se fue a sentar al sillón, mientras Marius iba a la cocina.

Glitter & Gold.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora